Cuando nos enfrentamos con los discursos racistas llama la atención su irracionalidad extrema.
Sin embargo, tienen eficacia, y esto impone la necesidad de conocerlos para poder diseñar estrategias frente a ellos. Los discursos racistas son siempre racionalizaciones de dominación de modo que para su clasificación, análisis y refutación es útil el modelo estructural de las técnicas de neutralización.
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