Lo que a continuación exponemos intenta mostrar el funcionamiento de las instituciones a partir de la presencia del ser humano como único productor del orden y devenir institucional. En tanto tal se trata de un individuo el cual, organizado en forma colectiva, legitima a través de relaciones de poder articuladas sobre una lógica simbólico-discursiva, lo que nos sitúa en el plano del inconsciente lacaniano, la legitimidad de los cambios y procesos de institucionalización. En tanto compuestas por seres humanos entonces, las instituciones no son ajenas a las características que particularizan a sus creadores; por tanto, intereses, deseos y frustraciones forman parte de un devenir más o menos consciente/inconsciente del orden institucional reinante.
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