El tiempo, esplendor de Dios

• Autores: Bruno Forte
• Localización: Teología: revista de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina, ISSN 0328-1396, Nº. 83, 2004, págs. 7-19
• Idioma: español
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• Resumen
  • español

    El ocultamiento kenótico de Dios da lugar a la autonomía de la creatura y así abre la posibilidad de la alianza. En la Encarnación se manifiesta la profundidad divina del devenir humano, habitado por la Trinidad. Particularmente, la kénosis del Hijo en la Cruz manifiesta la humildad de Dios quien, al anonadarse, hizo posible el origen del mundo. El autor muestra de qué modo se realiza esta autolimitación en las tres Personas divinas y cómo se trata de una realidad presente en el seno inmanente de la Trinidad. El espacio es el resultado de esta kénosis divina, y puede transparentar la interioridad. Así, el esplendor trinitario se manifiesta en el ser temporal de la creatura. El tiempo es la participación en el espacio creado del dinamismo del amor trinitario, la inserción de la exterioridad del mundo en la interioridad de Dios. En definitiva, el tiempo es el acto mismo del permanente crear, visto desde la interioridad de la creatura. Esto supone una cualificación del tiempo que se realiza cuando el ser humano opta por lo escatológico, expresándolo también en el espacio de la carne humana. Así, el ser humano que se detiene, y tiene tiempo para Dios, es la respuesta adecuada ante el Dios que tiene tiempo para el ser humano

  • English

    By his kenotic hiding God makes possible the creature's autonomy thus opening the way to the covenant.Incarnation shows how deeply divine is to become a man inhabited by the Trinity.The Son's kenosis on the cross in particular shows the humility of God who abasing himself made possible the origin of the world.The author shows how this self-limitation of the three divine Persons takes place as a present reality in the realm of the immanent Trinity.Space results from this divine kenosis and is able to transpire the Trinitarian interiority. Thus the Trinitarian splendor gleams in the creature's timely being. Time is a participation of Trinitarian love in created space, world's exteriority assumed in God's interiority. Ultimately, time is the very act of permanent creation seen from the creature's inwardness. This implies a given qualification of time when the human being makes a choice for eschatology manifested also in the space of its human flesh. Thus the person who makes a halt to have time for God is the adequate answer before God who has time for human being.