En este trabajo se desarrolla un modelo que constituye una extensión del de Bernheim-Whinston, en el que las decisiones políticas son el resultado de las diferentes interacciones entre los grupos de interés directamente influyentes (GIDI) en el proceso político y los gobiernos. Se demuestra que esto reaviva el rol de los gobiernos para potenciar no sólo la competitividad entre esos grupos de interés, producida en el contexto de imperfecciones tanto de mercado como del no-mercado y el marco político, sino también la creación de poderes de contrapeso entre dichos grupos, lo que requiere de una regulación explícita que dé respuesta eficiente a los rápidos cambios que se operan en el mercado político.
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