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A finales de la Edad Media las colecciones librarias cobraron gran importancia dentro del ceremonial cortesano, vinculadas a las distintas modalidades de lectura y al papel representativo de las colecciones, lo que propició el desarrollo... more
A finales de la Edad Media las colecciones librarias cobraron gran importancia dentro del ceremonial cortesano, vinculadas a las distintas modalidades de lectura y al papel representativo de las colecciones, lo que propició el desarrollo de los espacios destinados a la custodia y uso del libro.
A finales de la Edad Media la cultura libraria se convirtió en un elemento clave en la construcción de la identidad nobiliar, por lo que los libros se instituyeron como protagonistas del ceremonial cortesano y las colecciones librarias... more
A finales de la Edad Media la cultura libraria se convirtió en un elemento clave en la construcción de la identidad nobiliar, por lo que los libros se instituyeron como
protagonistas del ceremonial cortesano y las colecciones librarias se establecieron como un elemento de exaltación del poder y la erudición de los linajes. Todo ello tuvo su reflejo en las residencias, en las que se desarrollaron espacios específicos para el uso y custodia de las obras, y, al mismo tiempo, las estancias polifuncionales se adaptaron mediante el uso de mobiliario para la práctica lectora. La aparición de habitaciones y mobiliario específico para la conservación y la utilización de los libros se aprecia en las fuentes escritas e iconográficas, cuyo estudio permite documentar su presencia en los contextos eruditos, permitiendo una aproximación a sus formas y evolución.
El presente artículo analiza los espacios del libro en el contexto palaciego en la Castilla de los siglos XV y XVI, centrando su atención en el caso del linaje Mendoza, uno de los de mayor relevancia política,... more
El presente artículo analiza los espacios del libro en el contexto palaciego en la Castilla de los siglos  XV  y  XVI,  centrando  su  atención  en  el  caso  del  linaje  Mendoza,  uno  de  los  de  mayor  relevancia  política,  cultural  y  artística  de  la  época.  El  estudio  utiliza  como  principal  fuente  un  inventario del  duque  del  Infantado  fechado  en  1575,  en  el  que,  además  de  enumerar  los  volúmenes de la biblioteca, se aportan algunos datos que permiten realizar una reconstrucción hipotética de uno de estos espacios librarios.
Los espacios destinados a la cultura escrita en los ámbitos palaciegos bajomedievales, tanto nobiliares como cortesanos, apenas han recibido atención específica por parte de la historiografía que ha priorizado el estudio del contenido... more
Los espacios destinados a la cultura escrita en los ámbitos palaciegos bajomedievales, tanto nobiliares como cortesanos, apenas han recibido atención específica por parte de la historiografía que ha priorizado el estudio del contenido sobre el del continente. Esta carencia es aún más llamativa al referirnos a los lugares destinados a dichos propósitos vinculados a las mujeres.
III Congreso Internacional de Jóvenes Investigadores. Mundo Hispánico: cultura, arte y sociedad. Universidad de León. Los siglos finales de la Edad Media fueron testigos de un incremento del tejido intelectual de las élites, cuya... more
III Congreso Internacional de Jóvenes Investigadores. Mundo Hispánico: cultura, arte y sociedad. Universidad de León.
Los siglos finales de la Edad Media fueron testigos de un incremento del tejido intelectual de las élites, cuya bibliofilia aumentó, propiciando la creación de colecciones librarias cada vez mayores. Esta pasión por el libro, unida al asentamiento paulatino de la nobleza en sus residencias predilectas favoreció la creación de espacios específicos destinados al uso y la custodia de los volúmenes. Este hecho se encuentra documentado en contextos como Italia y Francia, donde la nobleza erigió los primeros estudios, gabinetes y bibliotecas en sus palacios. Distinto es el caso hispano, en el que no se ha conservado ningún espacio que presente dichas características, y las referencias son escasas tanto en lo relativo al número como a los datos que ofrecen.
Sin embargo, dada la erudición algunos miembros de la nobleza castellana, cuyas bibliotecas son conocidas en cuanto a contenidos gracias a diversos inventarios, su relación con las nuevas corrientes intelectuales y artísticas, así como su labor de construcción y / o adecuación de sus residencias, es factible suponer la existencia de estudios o bibliotecas en sus palacios.
El estudio de las residencias de la nobleza erudita, tanto conservadas como desaparecidas, junto con los inventarios existentes sobre las posesiones de dichos personajes, pueden aportar gran información sobre la presencia de bibliotecas o estudios en sus palacios. Esta información puede extraerse de diversos personajes y lugares, como los Velasco y Medina de Pomar, o los Pimentel y el Castillo de Benavente, entre otros, pero muy especialmente del II Duque del Infantado, puesto que su bibliofilia y erudición se vieron reflejadas en su principal empresa edilicia, el Palacio del Infantado de Guadalajara.
Research Interests:
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Los siglos finales de la Edad Media fueron testigos de un incremento del tejido intelectual de las élites, cuya bibliofilia aumentó, propiciando la creación de colecciones librarias cada vez mayores. Esta pasión por el libro, unida al... more
Los siglos finales de la Edad Media fueron testigos de un incremento del tejido intelectual de las élites, cuya bibliofilia aumentó, propiciando la creación de colecciones librarias cada vez mayores. Esta pasión por el libro, unida al asentamiento paulatino de la nobleza en sus residencias predilectas, favoreció la creación de espacios específicos destinados al uso y la custodia de los volúmenes. Este hecho se encuentra documentado en contextos como Italia y Francia, donde la nobleza erigió los primeros estudios, gabinetes y bibliotecas en sus palacios. Distinto es el caso hispano, en el que no se ha conservado ningún espacio que presente
dichas características y las referencias son escasas tanto en lo relativo al número como a los datos que ofrecen.
Sin embargo, dada la erudición algunos miembros de la nobleza castellana, cuyas bibliotecas son conocidas en cuanto a contenidos gracias a diversos inventarios, su relación con las nuevas corrientes intelectuales y artísticas, así como su labor de construcción y/o adecuación de sus residencias, es factible suponer la existencia de estudios o bibliotecas en sus palacios.
El estudio de las residencias de la nobleza erudita, tanto conservadas como desaparecidas, junto con los inventarios existentes sobre las posesiones de dichos personajes, pueden aportar gran información sobre la presencia de bibliotecas o estudios en sus palacios.
Esta información puede extraerse de diversos personajes y lugares, como los Velasco y Medina de Pomar, o los Pimentel y el Castillo de Benavente, entre otros, pero muy especialmente del II Duque del Infantado, puesto que su bibliofilia y erudición se vieron reflejadas en su principal empresa edilicia, el Palacio del Infantado de Guadalajara.
Las bibliotecas palaciegas son un espacio de la residencia que aparece a finales de la Edad Media y se desarrollan exponencialmente a lo largo de la Edad Moderna. Este surgimiento vino propiciado por una serie de cambios socioculturales... more
Las bibliotecas palaciegas son un espacio de la residencia que aparece a finales de la Edad Media y se desarrollan exponencialmente a lo largo de la Edad Moderna. Este surgimiento vino propiciado por una serie de cambios socioculturales que elevaron el nivel intelectual de las élites: la nobleza y la realeza gustó de conformar notables colecciones librarias que nutrieran sus posesiones y les proporcionaran una fuente de erudición. La importancia dada a los libros aumentó, convirtiendo a este objeto en un elemento de gran relevancia en la vida de algunos personajes, y en el protagonista de numerosos ceremoniales y usos cortesanos. Gracias a todo ello, la nobleza comenzó a destinar espacios específicos de la residencia al uso y custodia de los volúmenes, conformándose así los primeros estudios y bibliotecas palaciegos. Este hecho está bien documentado en contextos como Italia o Francia, donde se conservan algunos de estas estancias, o bien distintos textos y documentos aportan descripciones de los mismos. Sin embargo el caso castellano es distinto; sabemos de las colecciones de la nobleza erudita y de sus residencias, pero esta información no detalla nada con respecto a los espacios del libro en el palacio, cuya existencia se deduce únicamente a través de escasas y breves menciones. A pesar de ello, la Corona de Castilla no fue ajena a los cambios culturales de finales del periodo medieval, y algunos de los miembros de la realeza y la nobleza participaron de ellos, desarrollando las nuevas corrientes culturales y artísticas en el territorio castellano, conformando vastas bibliotecas y adecuando sus palacios a las novedades arquitectónicas y cortesanas. Grandes familias como los Mendoza, los Velasco, los Pimentel, los Luna o los Benavides, entre otros, construyeron y modernizaron sus residencias, y además, las colecciones librarias de algunos de sus miembros son conocidas y han sido estudiadas en cuanto a contenidos. La unión de estos elementos, junto con las menciones documentales, denota la existencia de bibliotecas y/o estudios en sus palacios. Para el estudio de estos espacios destinados al libro, es de gran relevancia la realización de un corpus de residencias palaciegas castellanas mediante un mapeado del territorio, que permite catalogarlas y realizar una aproximación a su fisonomía y a los usos de sus estancias. Estos datos, en relación al análisis de las fuentes documentales y visuales, permiten profundizar en el conocimiento del espacio del libro en el palacio y su definición arquitectónica. El estudio de estos elementos es de gran relevancia para determinar la importancia del libro y su ceremonial en las cortes castellanas, así como la acogida de las nuevas corrientes culturales y arquitectónicas por parte de la nobleza y la realeza, con la creación de bibliotecas y estudios como elemento resultante del asentamiento de estas tendencias.
Palabras clave: manuscritos iluminados, espacios del libro, bibliotecas, nobleza castellana, Mendoza, Palacio del Infantado A lo largo del siglo XV los linajes castellanos participaron de forma notable de las corrientes intelectuales del... more
Palabras clave: manuscritos iluminados, espacios del libro, bibliotecas, nobleza castellana, Mendoza, Palacio del Infantado
A lo largo del siglo XV los linajes castellanos participaron de forma notable de las corrientes intelectuales del momento en sintonía con el desarrollo cultural de otras cortes europeas; las élites nobiliarias formaron grandes colecciones librarias que alimentaron su bibliofilia y búsqueda de erudición, y se emprendieron diversas iniciativas edilicias para adecuar las residencias de la nobleza y la realeza a las nuevas tendencias y usos.
En este sentido es fundamental destacar la importancia adquirida por el libro como objeto suntuario a finales de la Edad Media ya que propició que se convirtiese en un elemento protagonista del ajuar cortesano. La formación de las colecciones librarias no solo se dictó por el interés de los contenidos, sino por la adquisición de volúmenes lujosos, de cuidada estética y alta calidad técnica, que se convirtieron en preciados bienes del patrimonio familiar, estableciéndose como piezas destacadas para la representación del estatus de sus poseedores.
Estos cambios y nuevas tendencias dieron lugar a nuevos escenarios para la lectura, y de manera paulatina a la definición de espacios específicos para el uso y custodia de los volúmenes librarios, surgiendo así las bibliotecas como elementos definidos en la estructura del palacio.
Objetivos
El presente estudio pretende analizar los espacios del libro en las residencias palaciegas castellanas del siglo XV, poniendo el foco de atención en la definición de un lugar para la custodia y lectura de los volúmenes, así como los diferentes componentes de carácter estético que están presentes en este proceso. Dada la importancia de los Mendoza en este periodo, y su profusa actividad cultural, el estudio de sus residencias es de gran relevancia para dicha investigación, destacando entre ellas el Palacio del Infantado de Guadalajara, en el que por primera vez se va a realizar una topografía exhaustiva de los espacios destinados al uso y custodia de los volúmenes a partir de las referencias documentales.
Metodología
La selección del Palacio del Infantado responde a la elaboración previa de un completo corpus de las residencias de las principales familias castellanas mediante un mapeado del territorio que me ha permitido realizar un completo catálogo de las mismas, indispensable para la posterior selección de los palacios de mayor relevancia para el estudio de los espacios del libro.
Gracias al estudio de documentación de diversa índole, tales como testamentos, inventarios, catálogos y otras referencias, he podido obtener información acerca de los lugares en los que las colecciones se sitúan dentro de la residencia palaciega, si bien se ha de destacar que las indicaciones incluidas en dichos documentos suelen ser simples menciones que no aportan grandes detalles sobre la situación de los espacios del libro en el domicilio. A pesar de ello, estos datos, por escasos que sean, son de gran valor, puesto que informan de la presencia de las colecciones en determinadas residencias y específicamente, las sitúa en estancias concretas. Por otra parte, el estudio de la literatura de viajes me ha proporcionado igualmente valiosa información para el análisis de los espacios del libro en el palacio. Viajeros como el alemán Jerónimo Münzer, coetáneo a muchos de los espacios a estudiar, o los viajeros decimonónicos, entre otros, son fuentes de gran riqueza. Estos textos, con numerosas descripciones y detalles, pueden ayudar a reconstruir la fisonomía y aspecto de los espacios, así como a reconocer los cambios acaecidos a lo largo de los siglos. Otros géneros literarios, como por ejemplo la narrativa o la poesía, plasman algunos modos de acercamiento al libro, así como la definición de los escenarios para la lectura, convirtiéndose igualmente en fuentes de referencia para este trabajo.
Las modificaciones arquitectónicas realizadas en un edificio durante su vida, es otro elemento a analizar para conocer la evolución de sus espacios, su adaptación a las corrientes de cada época, o la permanencia de las formas originales. Para ello, la recopilación y análisis de documentos referentes a las distintas obras, reformas o restauraciones es de gran valor.
Completan este análisis documental las fuentes visuales; el estudio de la iconografía es de gran relevancia. La imagen de la lectora o el lector se torna numerosa en los siglos finales de la Edad Media, sirviendo como reflejo de la realidad cotidiana de la época. Las representaciones de lecturas presentes en distintos formatos – pintura, escultura, iluminación – actúan como espejos de los usos del libro, así como de los espacios en los que se desarrollan.
La colección libraria de la familia Mendoza que se custodiaba en el palacio alcarreño es formada principalmente por Don Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana. Hombre erudito, su gusto por la literatura es bien conocido, tanto por las obras compuestas por él mismo, como por la nutrida y extensa biblioteca que reunió. Su contenido ha sido estudiado en profundidad: volúmenes de temática variada y diversas lenguas que conformaban una librería completa y de gran calidad con sede en la residencia de Guadalajara del marqués.
Parte de sus bienes fueron heredados por su hijo, Diego Hurtado de Mendoza, I duque del Infantado. Éste estableció en su testamento que la colección libraria de la familia formara parte de los bienes del mayorazgo, por lo que no podía ser separada. Su vástago, el II duque del Infantado, Íñigo López de Mendoza y Luna culminó las obras del palacio de la familia en Guadalajara, para lo que contrató a Juan Guas y Egas Cueman, que levantaron una de las residencias de mayor importancia de la época.
La relevancia del palacio radica en las novedades arquitectónicas llevadas a cabo para dar respuesta a las nuevas necesidades de la época: exaltación del poder, la riqueza y el linaje de los Mendoza, y al mismo tiempo, adaptación a las comodidades propias de una residencia. Se crearon estancias para el desarrollo de los usos de la corte, entre los que cabe destacar las distintas actividades vinculadas con el libro.
La misma metodología aplicada a la hora de establecer un catalogo de residencias de la nobleza castellana, resulta también útil para abordar el análisis de la residencia alcarreña de los Mendoza. La documentación nos informa de la presencia de una biblioteca y un archivo en el palacio, pero sin determinar su ubicación. La realización de una profunda revisión de las fuentes documentales pretende aportar mayor precisión y conocimiento acerca de los espacios del libro del Infantado: testamentos, inventarios y catálogos, libros de viajes y registros de las distintas reformas del edificio pueden ayudar a la realización de una reconstrucción hipotética de la distribución del palacio en el momento de su construcción, así como la evolución de la misma.
Conclusiones y/o resultados previstos
Los objetivos de la presente investigación se centran en reconocer una topografía libraria en el seno del Palacio del Infantado, determinando los espacios destinados a los usos del libro, su situación en el marco residencial, su importancia, fisonomía y aspecto. Dicho estudio nos permite profundizar en el análisis del libro en el marco palaciego no solo como una pieza de interés intelectual, sino como un objeto suntuario incorporado al ajuar cortesano. Igualmente, este trabajo nos ayuda a analizar los usos y espacios del libro en el Palacio del Infantado como un indicador de la asimilación y desarrollo de las nuevas corrientes culturales por parte de la familia Mendoza.
En el siglo XV los linajes castellanos participaron de las corrientes intelectuales y del desarrollo cultural del momento, conformando grandes colecciones librarias que respondieran a su bibliofilia. Estas tendencias dieron lugar a nuevos... more
En el siglo XV los linajes castellanos participaron de las corrientes intelectuales y del desarrollo cultural del momento, conformando grandes colecciones librarias que respondieran a su bibliofilia. Estas tendencias dieron lugar a nuevos escenarios para la lectura, que paulatinamente se definieron en espacios específicos para el uso y custodia de las colecciones. Las grandes familias nobiliares castellanas llevaron a cabo empresas edilicias mediante las que adecuaron sus residencias a estas nuevas tendencias.
La realización de un corpus de residencias palaciegas mediante un mapeado del territorio permite la realización de un completo catálogo, indispensable para la posterior selección de los palacios de mayor relevancia para el estudio de los espacios del libro. Tras ello, se pretende realizar una topografía libraria de la residencia, mediante la utilización de plantas de los palacios, con el fin de establecer paralelismos o elementos discordantes entre ellos. El uso de las humanidades digitales es fundamental para este estudio, puesto que la utilización de diversas herramientas para la realización de ambos elementos de análisis es fundamental.
La definición de un lugar para la custodia y lectura de las colecciones, así como los distintos componentes de carácter estético y funcional de estos espacios, son elementos de gran relevancia para la historia del libro, puesto que enfatiza su importancia en los usos de la corte en los siglos finales de la Edad Media.
7º International Medieval Meeting Lleida 2017 La Baja Edad Media fue testigo de una serie de cambios socioculturales que propiciaron un aumento de la bibliofilia y del tejido intelectual de las élites, que comenzaron a considerar el libro... more
7º International Medieval Meeting Lleida 2017
La Baja Edad Media fue testigo de una serie de cambios socioculturales que propiciaron un aumento de la bibliofilia y del tejido intelectual de las élites, que comenzaron a considerar el libro como una herramienta. Esto se reflejó en la conformación de grandes colecciones librarias y en el establecimiento de unos usos del libro dentro del aparato cortesano, llevados a cabo en espacios específicos del marco residencial. Las distintas modalidades de lectura determinaron la utilización y adecuación de una serie de espacios para la puesta en escena de los distintos usos vinculados a la cultura libraria en la residencia palaciega.
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II Simposio de Estudios Medievales: "De la Historia total a la interdisciplinaridad". Universidad Complutense de Madrid Durante la Baja Edad Media se desarrollan dos modos de lectura que coexisten: la lectura colectiva y en voz alta, y la... more
II Simposio de Estudios Medievales: "De la Historia total a la interdisciplinaridad". Universidad Complutense de Madrid
Durante la Baja Edad Media se desarrollan dos modos de lectura que coexisten: la lectura colectiva y en voz alta, y la lectura individual y silenciosa. Cada una de estas modalidades responde a una serie de usos de libro y condiciona su puesta en marcha en determinados espacios palaciegos acondicionados para dicho fin. Las estancias comunes fueron las elegidas para las lecturas colectivas, mientras que la lectura silenciosa condiciona unos espacios más específicos, que impliquen una mayor intimidad que permita una óptima concentración en los textos. La presente propuesta se centra en el estudio de las estancias destinadas al desarrollo de las lecturas individuales a través de la iconografía y las fuentes textuales, puesto que esta modalidad en sus diversas facetas implica su desarrollo en espacios apartados, que derivan en los estudios o gabinetes desarrollados a finales de la Edad Media y con gran desarrollo en épocas posteriores.
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Libris satiari nequeo: de la Edad Media a la era digital. Universidad de Valencia. En el siglo XV la Corona de Castilla participó de las corrientes culturales surgidas a finales de la Edad Media: las élites eruditas conformaron grandes... more
Libris satiari nequeo: de la Edad Media a la era digital. Universidad de Valencia.
En el siglo XV la Corona de Castilla participó de las corrientes culturales surgidas a finales de la Edad Media: las élites eruditas conformaron grandes colecciones librarias que alimentaron su bibliofilia, el libro se estableció como un elemento principal en el ceremonial de la corte, y se emprendieron diversas iniciativas edilicias que adecuaron las residencias de la nobleza y la realeza a las nuevas tendencias y usos. Estos cambios dieron lugar a la dedicación de espacios específicos del palacio para el uso y custodia de los volúmenes librarios, surgiendo así las bibliotecas palaciegas.
Estos espacios del libro en el palacio precisan de un profundo análisis que permita una aproximación a la topografía libraria en las residencias, las estancias que albergaron los usos del libro, su importancia, y la adaptación de la arquitectura a dichas corrientes; puesto que las investigaciones existentes se han centrado casi exclusivamente en el contenido, obviando el continente.
El presente estudio se nutre de la realización de un completo corpus de las residencias de las grandes familias castellanas del siglo XV (Trastámara, Mrendoza, Pimentel, Velasco…), mediante un mapeado del territorio con el que catalogar los palacios, y realizar una aproximación a los usos y fisonomía de sus espacios.  Este análisis se complementa con las fuentes documentales y visuales, de manera que podamos profundizar en la definición arquitectónica y espacial de las estancias del libro en el palacio.
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Tradicionalmente el espacio destinado a la cultura escrita ha sido un aspecto obviado por los análisis dedicados a dicha cuestión, que han priorizado el estudio del contenido sobre el del continente, por lo que existe un vacío en lo que... more
Tradicionalmente el espacio destinado a la cultura escrita ha sido un aspecto obviado por los análisis dedicados a dicha cuestión, que han priorizado el estudio del contenido sobre el del continente, por lo que existe un vacío en lo que respecta al espacio destinado a la cultura libraria, la escritura, el estudio y la custodia de libros. Esta carencia es aún más llamativa al referirnos a los lugares destinados a dichos propósitos vinculados a las mujeres.
Los documentos adolecen de gran pobreza de datos a este respecto, pero algunas menciones en los inventarios, descripciones, textos doctrinales destinados al género femenino, y en gran medida, el asentamiento de una iconografía determinada, permiten deducir la existencia de ciertos espacios vinculados al desarrollo de una cultura libraria por parte de las mujeres de la Baja Edad Media.
El estudio del espacio reservado para la lectura en sus diversas variantes o para la práctica escrituraria en el ámbito femenino bajomedieval supone un avance en el conocimiento de la vida de las mujeres en dicho periodo, su papel en la residencia palaciega y la importancia de dichas actividades, que propician la consagración de ciertas estancias a su desarrollo, así como la utilización de cierto mobiliario y decoración, conformando y adaptando los espacios al desarrollo de la cultura escrita, cuya relevancia en el ámbito femenino se acrecienta en los siglos bajomedievales, en los que el mecenazgo y la producción libraria por parte de mujeres cobran una gran importancia.

PALABRAS CLAVE: Ámbito palaciego, cultura escrita, cultura libraria, espacio, mujeres.
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