Frente a la visión tradicional de la educación especial, donde el "minusváliso" ha sido considerado como un enfermo y una persona incapaz de desenvolverse en la sociedad o, al menos, con muchas dificultades, resulta imprescindible reconocer la presión de las barreras institucionales, ideológicas y estructurales desarrolladas por la sociedad, que excluyen y discriminan a las personas con alguna limitación. La discapacidad está conformada por un conjunto de carencias personales y sociales que contribuyen a la marginalidad, falta de poder y exclusión de las personas con limitaciones. La lectura social de]a discapacidad, más acorde con la pedagogía social, posibilita y estimula el cambio hacia una sociedad que reconozca los derechos de las personas con limitaciones y su valor como ciudadanos iguales y no una sociedad que se limite a tratarlos como receptores de la voluntad de otras personas.
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