Presentación del caso clínico
Paciente de sexo masculino de 49 años que acude a urgencias por cuadro de 4 meses de evolución caracterizado por alteraciones visuales tipo amaurosis fugax sobre ojo izquierdo que se acompañan, en las últimas dos semanas, de cuadros de mareo inespecífico y un TEC secundario al mareo sin repercusión neurológica. La evaluación con fondo de ojo en urgencias demuestra edema de papila izquierda motivo por el cual se solicita un TC cerebral.
En los antecedentes personales del paciente: ExADVP, Hepatitis C (Desconocemos genotipo y carga viral). A tratamiento actual con metadona.
En la exploración neurológica destaca una paresia facial central.
Pruebas complementarias (Figuras 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8).
Discusión
Los meningiomas son el tumor primario intracraneal más común (14-20%, según las series) y predominan en las mujeres (2:1). La mayoría de los casos presentan características morfológicas típicas: masa extra-axial con marcado y homogéneo realce tras la administración de contraste. Existen algunos subtipos que convierten en un desafío su identificación por la imagen en TC1. Los meningiomas con componente quístico son uno de estos subtipos que plantean un diagnóstico diferencial con otras lesiones intracraneales que también presentan componente quístico asociado. En estos casos, la utilización de otras pruebas de imagen como la RM, la arteriografía cerebral y el estudio histopatológico son fundamentales para conseguir un correcto diagnóstico2.
Estos meningiomas con componente quístico asociado son poco frecuentes (1-4% de los casos). La incidencia es más alta en la edad pediátrica y su localización más frecuente es en la convexidad cerebral y, en segundo lugar, a nivel parafacinos3.
Rengachary describe dos clases de quistes: los intratumorales y los peritumorales; Los primeros son raros y los segundos son de gran tamaño, generalmente uniloculares y contienen fluido xantocrómico con alto contenido proteico4. La etiopatogenia de los cambios quísticos observados radiológicamente en los meningiomas no está clara; se han postulado algunos mecanismos como cambios degenerativos, secretorios, gliosis reactiva, necrosis, isquémica o hemorragia intratumoral y desmielinización causada por el edema en la sustancia blanca y déficit de perfusión tisular, en los casos con componente quístico intratumoral, y mecanismos como el atrapamiento y loculación del líquido cefalorraquídeo, secreción de células tumorales, quiste aracnoideo o degeneración quística periférica, en los casos de componente quístico peritumoral4,5. En estos casos, se ha llegado a postular que el quiste es el resultado de una respuesta glial a la presencia del meningioma o como una etapa final del edema peritumoral secundario a cambios hidrodinámicos, desmielinización o hemorragias6.
Aparte de la clasificación de Rengachary, existen varias clasificaciones de los meningiomas con componente quístico y todas ellas se basan en la relación del componente quístico con respecto al sólido y con la ubicación de dichos componentes, así Nauta et al. los clasificaron en 4 tipos5:
Nauta tipo 1: Componente quístico intratumoral y ubicación central.
Nauta tipo 2: Componente quístico intratumoral y ubicación periférica.
Nauta tipo 3: Componente quístico peritumoral y en el parénquima adyacente.
Nauta tipo 4: Componente quístico entre el tumor y el tejido adyacente.
Zee et al. sugirieron otro tipo de clasificación en 3 tipos dependiendo de la morfología, lo cual resulta más fácil a la hora de correlacionar con los hallazgos de la imagen10:
Tipo 1: Quistes intratumorales.
Tipo 2: Quistes periféricos con pared formada por células tumorales.
Tipo 3: Quistes periféricos en contacto con parénquima cerebral y con pared sin presencia de células tumorales.
Por otro lado, El-Fiki los clasifica según la relación entre la localización del quiste con su contenido3,5:
Tipo A: El contenido del quiste es similar al LCR y de ubicación extratumoral en el 55% de los casos. Escaso edema asociado (A1 o A2 dependiendo de si existe o no una membrana aracnoidea que separa el quiste del tumor).
Tipo B: Contenido xantocrómico y edema moderado. Sin pared definida, B1, con pared definida, B2.
Tipo C: El Quiste es intratumoral y con marcado edema periférico.
Tipo D: Quistes mixtos.
La clínica acompañante va a depender de múltiples factores siendo los más importantes el tamaño de las lesiones, el edema asociado, la localización, la velocidad de crecimiento de la lesión5.
La mayoría presentan un comportamiento benigno, aunque, dependiendo de las series consultadas, del 8% al 20% de casos presentan un comportamiento agresivo o incluso maligno7,8.
En cuanto a la imagen, el tamaño del componente quístico es variable, pudiendo encontrar desde pequeñas lesiones sólidas con gran componente quístico que producen un importante efecto de masa y desplazan la línea media, lo que conlleva una sintomatología neurológica más grave, hasta incluso lesiones sólidas tan pequeñas que no llegan a ser identificables en la imagen. El diagnóstico de este tipo de tumores mediante TC es un reto ya que solo se diagnostican un 56% con esta técnica de imagen9,10. El diagnóstico diferencial, por la imagen radiológica, debe realizarse con tumores de estirpe glial (glioblastoma, oligodendroglioma, etc), metástasis, linfomas y lesiones no neoplásicas como cisticercosis, absceso cerebral y quistes aracnoideos, entre otros10,11.