La diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) es uno de los factores de riesgo responsables del incremento de enfermedades cardiovasculares y mortalidad prematura en la población mundial, lo que ha generado un alto costo económico en el sistema de salud1. Según datos de la Organización Mundial de Salud (OMS), al año 2014, 8,5% de la población mundial padecía DMT2, estimándose que será la séptima causa de mortalidad al año 20302.
La práctica regular de actividad física (AF) se asocia con una reducción en mortalidad pre-matura3–5 y el desarrollo de factores de riesgo cardiovascular (FRCV) como lo es la DMT26–9; mientras que la obesidad incrementa el riesgo de desarrollar estas patologías10–12, por lo cual, ser inactivo (es decir realizar < 150 min de actividad física de intensidad moderada o vigorosa a la semana) o tener un exceso de peso corporal (IMC ≥ 25,0 kg/m2) son considerados factores de riesgo independientes para el desarrollo de DMT212,13.
A pesar que existe suficiente evidencia científica que confirma los beneficios de la práctica regular de AF5,14–18) y los efectos nocivos del exceso de peso corporal19, actualmente, 31,1% de la población adulta a nivel mundial no cumple con las recomendaciones de AF17 y 13% es obesa20. En Chile, la situación no es diferente, 19,8% de la población reportó ser físicamente inactiva y 67% presenta un exceso de peso corporal (IMC ≥ 25,0 kg/m2), según la encuesta nacional de salud (ENS) 2009-20108,10,21. Frente a esta problemática, es necesario generar evidencia científica orientada a detectar factores de riesgo y sus asociaciones, que permitan diseñar e implementar intervenciones que ayuden a identificar tempranamente su desarrollo, como también así, prevenir o retrasar la aparición de DMT2 y sus complicaciones1. Actualmente se desconoce si la asociación que existe entre obesidad y DMT2 podría ser modificada o revertida en personas que son físicamente activas. En consecuencia, el objetivo de este estudio fue investigar si la asociación entre obesidad y DMT2 es modificada por los diferentes niveles de actividad física en población chilena.
Materiales y Métodos
Diseño del estudio
La muestra seleccionada comprende todos los participantes de la ENS desarrollada entre octubre del año 2009 y septiembre del año 201021. La ENS 2009-2010 corresponde a un estudio de prevalencia realizado en hogares en una muestra nacional, probabilística, estratificada y multietápica de 5.412 personas mayores de 15 años con representatividad nacional, regional, y área urbana/rural. En este estudio fueron incluidos un total de 4.712 participantes, mayores de 18 años, que tenían información disponible en relación a su actividad física y niveles de obesidad. El protocolo de estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado21.
Mediciones antropométricas y metabólicas
Se obtuvo una muestra de sangre en ayuno, siguiendo protocolos estandarizados. La glicemia basal fue medida en ayuno con métodos previamente descritos en la ENS 2009-201021. Para la detección de DMT2, se consideró una glicemia en ayuno de 8 o más hora de ≥ 126 mg/dl o el autorreporte de diagnóstico médico de DMT2 (sin considerar diabetes gestacional). El índice de masa corporal (IMC) fue utilizado para determinar el estado nutricional según los criterios de la OMS (Normal: 18,5 -24,9 kg/m2; Sobrepeso: 25,0-29,9 kg/m2; Obeso: ≥ 30,0 kg/m2), mientras que la obesidad central fue definida como un perímetro de cintura (PC) ≥ 83 cm y ≥ 88 cm en mujeres y hombres, respectivamente21.
Las variables socio-demográficas (edad, sexo, nivel educacional, ingreso económico) y datos asociados con estilos de vida, como el tabaquismo, consumo de alcohol, frutas, verduras y sal, se obtuvieron mediante la aplicación de cuestionarios validados en la ENS 2009-201021.
Clasificación de actividad física
Se determinó el tiempo destinado a la realización de AF relacionada al transporte (ej. caminar, andar en bicicleta), y las actividades de intensidad moderada o vigorosa realizadas durante el tiempo libre o en el trabajo, a través de la guía de análisis de GPAQ (Global Physical Activity Questionnaire v2)22. Para determinar los niveles de AF total, las variables fueron expresadas en METs (Metabolic-energy-equivalents). Se consideró como punto de corte para inactividad física (“Inactivo”) un gasto energético < 600 METs/min/semana, según las recomendación de la OMS y especificaciones en la guía de análisis de GPAQ18,22. Esto es equivalente a < 150 min de actividad física de intensidad moderada a la semana o < 75 min de actividad física de intensidad vigorosa a la semana. Por ende, una persona clasificada como “Activa” realiza más que la cantidad de AF mencionada anteriormente. El tiempo sedente (sedentarismo) fue determinado mediante el autorreporte de tiempo destinado a actividades que involucren estar sentado o reclinado durante el tiempo libre o de trabajo.
Quintiles de IMC y PC
Los puntos de corte para quintiles (Q) de IMC (kg/m2) para hombres y mujeres fueron Q1: < 20; Q2: 20,0 a 24,9; Q3: 25,0 a 29,9; Q4: 30,0 a 34,9; Q5: ≥ 35,0. Los puntos de corte para quintiles de perímetro de cintura (cm) en mujeres fueron Q1: < 86; Q2: 86,1 a 92; Q3: 92,1 a 98; Q4: 98,1 a 107; Q5: > 107 y para hombres fueron Q1: < 87; Q2: 87,1 a 93; Q3: 93,1 a 98; Q4: 98,1 a 105; Q5: > 105.
Análisis estadístico
Los datos de caracterización de la población estudiada son presentados como promedio y desviación estándar (DE) para variables continuas, y como porcentaje para variables categóricas.
La asociación entre DMT2 con las categorías derivadas de los niveles de actividad física (activo o inactivo) y obesidad (normal u obeso) fue investigada mediante análisis de regresión logística y reportada como Odds ratio y su respectivo 95% de intervalo de confianza (OR 95% IC), utilizando como grupo de referencias aquellos participantes clasificados como físicamente activos y con un IMC o PC normal.
La asociación entre DMT2 y quintiles de IMC o PC según niveles de AF (activo o inactivo), fue investigada mediante análisis de regresión logística utilizando como grupo de referencias aquellos participantes clasificados como físicamente activos y que se encontraban en el quintil más bajo para IMC o PC (Q1).
Los análisis fueron ajustados por edad, sexo, educación, tabaquismo, tiempo sedente, consumo de alcohol, de frutas y verduras. Para todos los análisis se utilizó el módulo de muestras complejas del programa STATA SE v14 y fueron estimados utilizando muestras expandidas según la ENS 2009-201021. El nivel de significancia fue definido como p < 0,05.
Resultados
Las características de los participantes según las categorías derivadas de los niveles de actividad física y obesidad (IMC ≥ 30,0 kg/m2) se presentan en la Tabla 1 y los niveles de actividad física y obesidad central (PC > 83 cm en mujeres y > 88 cm en hombres) en la Tabla 2. En resumen, los sujetos clasificados como activos y con niveles de IMC normales (IMC < 25,0 kg/m2) (Tabla 1) tenían un menor promedio de edad, mayor nivel de escolaridad e ingreso económico, una mayor prevalencia de fumadores, consumían menos frutas y verduras, pero consumían una mayor cantidad de sal, en comparación al grupo inactivo con obesidad. A su vez, los individuos inactivos pero con un IMC normal consumían una cantidad significativamente menor de alcohol, comparado con los individuos inactivos, pero con obesidad. Características similares fueron observadas para obesidad central, definida según PC (Tabla 2).
Activo e IMC normal(a) | Activo e IMC ≥ 30,0 kg/m2(b) | Inactivo e IM normal(c) | Inactivo e IMC ≥ 30,0 kg/m2(d) | Valor p | |
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Socio-demográficas | |||||
n | 1.062 | 978 | 292 | 385 | |
Mujeres (%) | 55,6 | 66,5 | 70,2 | 72,7 | < 0,0001 |
Edad (años) | 38,7 ± 18,3b,c, | 48,6 ± 15,4a,d | 48,1 ± 23,2a,d | 54,5 ± 18,2a,b,c | < 0,0001 |
Grupo etario (%) | < 0,0001 | ||||
< 25 años | 29,0 | 5,9 | 22,6 | 6,4 | |
25-44 años | 36,6 | 34,7 | 24,7 | 24,4 | |
45-64 años | 23,0 | 42,4 | 23,6 | 34,6 | |
≥ 65 años | 11,4 | 17,0 | 29,1 | 34,6 | |
Nivel educacional (%) | < 0,0001 | ||||
Básica | 16,1 | 30,8 | 32,3 | 38,3 | |
Media | 60,7 | 55,2 | 45,4 | 48,6 | |
Técnico Universitaria | 23,2 | 14,0 | 22,3 | 13,1 | |
Nivel de ingreso (%) | 0,061 | ||||
Bajo | 54,0 | 59,0 | 57,2 | 59,2 | |
Medio | 32,7 | 31,6 | 31,0 | 32,2 | |
Alto | 13,3 | 9,4 | 11,8 | 8,6 | |
Antropométricas | |||||
IMC (kg/m2) | 22,6 ± 1,6 | 34,1 ± 4,4a,c | 22,6 ± 1,7b,d | 34,5 ± 4,6a,c | < 0,0001 |
Estado nutricional (%) | < 0,0001 | ||||
18,5–24,9 kg/m2 | 100 | 0 | 100 | 0 | |
25,0 – 29,9 kg/m2 | 0 | 0 | 0 | 0 | |
≥ 30,0 kg/m2 | 0 | 100 | 0 | 100 | |
Perímetro de cintura (cm) | 86,2 ± 7,9b,d | 107,8 ± 10,5a,c | 87,8 ± 10,8b,d | 109,4 ± 11,1a,c | < 0,0001 |
Obesidad central (%) | 20,6 | 99,5 | 32,2 | 99,2 | < 0,0001 |
Estilos de vida | |||||
Actividad física total (MET/h/sem) | 152,2 ± 149c, | 162,4 ± 147 c,d | 1,7 ± 3,1a,b | 1,5 ± 2,9a,b | < 0,0001 |
Actividad física de transporte (min/día) | 66,7 ± 100,2c, | 65,2 ± 94,2c,d | 3,3 ± 6,2a,b | 2,8 ± 5,8a,b | < 0,0001 |
Actividad física moderada (min/día) | 125,5 ± 150b,c | 150,1 ± 160a,c,d | 0,3 ± 2,1a,b | 0,3 ± 2,1a,b | < 0,0001 |
Actividad física vigorosa (min/día) | 67,0 ± 137c,d | 66,3 ± 133c,d | 0,1 ± 0,8a,b | 0,1 ± 0,6a,b | < 0,0001 |
Tiempo sedente (h/día) | 3,2 ± 2,5c,d | 3,0 ± 2,3c,d | 4,5 ± 3,0a,b | 4,4 ± 3,1a,b | < 0,0001 |
Consumo de frutas y vegetales (g/día) | 210,2 ± 133 | 220,4 ± 137 | 208,1 ± 147 | 221,2 ± 140 | 0,3031 |
Consumo de sal (g/día) | 9,0 ± 2,1b,d | 10,2 ± 2,4a,c, | 8,6 ± 2,0b,d | 10,4 ± 2,7a,c | < 0,0001 |
Consumo de alcohol (g/día) | 55,3 ± 63,9 | 58,9 ± 117 | 34,2 ± 30,8d | 67,7 ± 135c | 0,1109 |
Tabaquismo (%) | < 0,0001 | ||||
Nunca | 40,7 | 38,8 | 48,8 | 48,3 | |
Ex-fumador | 18,3 | 29,1 | 19,2 | 25,7 | |
Fumador | 41,0 | 32,1 | 32,0 | 26,0 |
Datos presentados como promedio y desviación estándar (DE) para variables continúas y como % para variables categóricas. Se consideró como punto de corte para inactividad física un gasto energético < 600 METs/minutos/semana, según las recomendaciones de la OMS y especificaciones en la guía de análisis de GPAQ. Se consideró IMC normal: ≤ 25,0 kg/m2 y obesidad: IMC ≥ 30,0 kg/m2. Valor p representa diferencias significativas entre los diferentes grupos. Se ha adicionado una o más de una letraa,b,c,d para diferencias las variables que son estadísticamente significativas entre sí.
Activo & PC normal(a) | Activo & PC Obeso(b) | Inactivo & PC normal(c) | Inactivo & PC obeso(d) | Valor p | |
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Socio-demográficas | |||||
n | 1.159 | 2.435 | 274 | 844 | |
Mujeres (%) | 58,3 | 57,4 | 75,6 | 64,7 | <0,0001 |
Edad (años) | 36,3 ± 17,4 b,c, | 48,3 ± 16,1 a,c. | 43,5 ± 22,8 a,b,d | 55,0 ± 18,7 a,b, | <0,0001 |
Grupo etario (%) | <0,0001 | ||||
< 25 años | 33,8 | 7,4 | 28,1 | 6,2 | |
25–44 años | 36,8 | 34,4 | 29,2 | 25,8 | |
45–64 años | 20,5 | 40,5 | 19,7 | 33,2 | |
≥65 años | 8,9 | 17,7 | 23,0 | 34,8 | |
Nivel educacional (%) | <0,0001 | ||||
Básica | 13,6 | 28,3 | 27,2 | 37,8 | |
Media | 63,2 | 54,7 | 48,9 | 45,0 | |
Técnico Universitaria | 23,2 | 17,0 | 23,9 | 17,2 | |
Nivel de ingreso (%) | 0,207 | ||||
Bajo | 52,4 | 56,2 | 55,8 | 58,3 | |
Medio | 35,5 | 32,9 | 31,4 | 31,7 | |
Alto | 12,1 | 10,9 | 12,8 | 10,0 | |
Antropométricas | |||||
IMC (kg/m2) | 22,9 ± 2,6 b,d | 29,8 ± 4,7 a,c | 22,9 ± 2,6 b,d | 30,2 ± 5,3 a,c | < 0,0001 |
Estado nutricional (%) | < 0,0001 | ||||
18,5-24,9 kg/m2 | 77,0 | 9,0 | 77,0 | 11,4 | |
25,0-29,9 kg/m2 | 22,5 | 50,8 | 21,8 | 42,7 | |
≥ 30,0 kg/m2 | 0,5 | 40,2 | 1,2 | 45,9 | |
Perímetro de cintura (cm) | 85,3 ± 8,2 b,d | 100,9 ± 10,1 a,c,d | 85,4 ± 10,8 c,d | 102,8 ± 11,3 a,b | c < 0,0001 |
Obesidad central (%) | 0 | 100 | 0 | 100 | < 0,0001 |
Estilos de vida | |||||
Actividad física total (MET/h/sem) | 153,3 ± 151 c,d | 156,3 ± 145 c,d | 1,6 ± 3,1 a,b | 1,5 ± 2,8 a,b | < 0,0001 |
Actividad física de transporte (min/día) | 68,9 ± 98,7 c,d | 61,3 ± 90,4 c,d | 2,9 ± 6,1 a,b | 2,8 ± 5,6 a,b | < 0,0001 |
Actividad física moderada (min/día) | 120,6 ± 150 b,c, | 144,2 ± 160 a,c,d | 0,4 ± 2,3 a,b | 0,3 ± 1,8 a,b | <0,0001 |
Actividad física vigorosa (min/día) | 69,5 ± 140 c,d | 64,8 ± 133 c,d | 0,1 ± 0,7 a,b | 0,1 ± 0,7 a,b | <0,0001 |
Tiempo sedente (h/día) | 3,3 ± 2,5 c,d | 3,1 ± 2,4 c,d | 4,3 ± 2,9 a,b | 4,4 ± 3,1 a,b | <0,0001 |
Consumo de frutas y vegetales (g/día) | 209,5 ± 129 | 221,1 ± 140 | 200,2 ± 146 | 215,3 ± 143 | 0,0462 |
Consumo de sal (g/día) | 9,0 ± 2,3 b,d | 10,0 ± 2,6 a,c | 8,8 ± 2,4 b,d | 10,0 ± 3,1 a,c | <0,0001 |
Consumo de alcohol (g/día) | 53,1 ± 61,8 | 53,7 ± 98,1 | 31,3 ± 28,9 d | 56,2 ± 99,2 c | 0,1925 |
Tabaquismo (%) | <0,0001 | ||||
Nunca | 40,9 | 38,0 | 54,2 | 45,1 | |
Ex-fumador | 17,9 | 27,1 | 18,3 | 25,8 | |
Fumador | 41,2 | 34,9 | 27,5 | 29,1 |
Datos presentados como promedio y desviación estándar (DE) para variables continúas y como % para variables categóricas. Se consideró como punto de corte para inactividad física un gasto energético <600 METs/minutos/semana, según las recomendaciones de la OMS y especificaciones en la guía de análisis de GPAQ. Para obesidad central se consideró un perímetro de cintura (PC ≥ 83 cm y ≥ 88 cm para mujeres y hombres, respectivamente). Valor p representa diferencias significativas entre los diferentes grupos. Se ha adicionado una o más de una letra a,b,c,d para diferencias las variables que son estadísticamente significativas entre sí.
La Figura 1 presenta la asociación entre DMT2 con niveles de actividad física y exceso de peso (IMC ≥ 25,0 kg/m2). Como se aprecia en la Figura 1A, el riesgo de DMT2 en personas activas con exceso de peso, aumenta a 185% en comparación a aquellas activas, pero con IMC normal (OR: 2,85 [95% IC: 1,76 a 4,61], p < 0,0001). El riesgo de DMT2 fue menor en individuos inactivos, pero con un IMC normal (OR: 2,12 [95% IC: 1,49 a 3,01], p < 0,0001). Sin embargo, el riesgo de DMT2 aumentó a 222% en personas inactivas y con exceso de peso, en comparación a aquellos activos y con IMC normal (OR: 3,22 [95% IC: 2,10 a 4,93], p < 0,0001) (Figura 1A).
El incremento en el riesgo de DMT2 fue mayor en los sujetos obesos (IMC ≥ 30,0 kg/m2), tanto en individuos activos como inactivos (Figura 1B). Al comparar sujetos activos y con IMC normal con aquellos activos, pero obesos, el riesgo de desarrollar DMT2 aumentó en 311% (OR: 4,11 [95% IC: 2,89 a 5,82], p < 0,0001). Al comparar personas activas y con IMC normal, con inactivas e IMC normal, el riesgo aumenta a 183% (OR: 2,83 [95% IC: 1,75 a 4,57], p < 0,0001), finalmente, el riesgo de DMT2 en personas inactivas con obesidad incrementó en 608% (OR: 7,08 [95% IC: 4,80 a 10,4], p < 0,0001).
Al utilizar el PC como indicador de obesidad central, el riesgo de DMT2 fue menor que el observado para el IMC ≥ 30,0 kg/m2 (Figura 1C).
Al comparar sujetos activos sin obesidad central con sujetos activos con obesidad central, el riesgo de DMT2 incrementó en 227% (OR: 3,27 [95% IC: 2,36 a 4,54], p < 0,0001). El riesgo aumentó a 137% para sujetos inactivos sin obesidad central (OR: 2,37 [95% IC: 1,40 a 4,01], p < 0,0001) y a 481% para sujetos inactivos con obesidad central (OR: 5,81 [95% IC: 4,09 a 8,25], p < 0,0001).
Al investigar la asociación entre quintiles de IMC o PC y el riesgo de DMT2 según niveles de actividad física (activo/inactivo), se encontró una tendencia significativa a incrementar el riesgo de DMT2 tanto en sujetos activos como inactivos (Figura 2). El riesgo de DMT2 incrementó en 387% en personas activas que se encontraban en el quintil más alto de IMC (mayor nivel de adiposidad) (OR: 4,87 [95% IC: 3,22 a 7,38], p < 0,0001) en comparación a personas activas que se encuentran en quintil más bajo de IMC. Sin embargo, existió un menor riesgo de DMT2 para personas inactiva que se ubicaron en el quintil más bajo de IMC, comparado con personas activas del quintil más alto de IMC (OR: 2,68 [95% IC: 1,49 a 4,83], p < 0,0001). Se destaca que aquellos individuos inactivos que se ubicaron en el quintil más alto de IMC, incrementaron su riesgo de DMT2 en 749% (OR: 8,49 [95% IC: 6,40 a 11,9], p < 0,0001).
Al analizar los quintiles de PC según niveles de actividad física, el incremento del riesgo de DMT2 fue más pronunciado que lo observado en los quintiles de IMC (Figura 2B). Las personas activas ubicadas en el quintil más alto de PC tuvieron 489% de riesgo mayor de desarrollar DMT2 (OR: 5,89 [95% IC: 3,69 a 9,39], p < 0,0001), en comparación a 48% de incremento en el riesgo de DMT2 en personas inactivas ubicadas en el quintil más bajo de perímetro de cintura (OR: 1,48 [95% IC: 0,67 a 3,27], p = 0,657). Por otro lado, las personas inactivas y en el quintil más alto de PC, incrementaron su riesgo en 898% (OR: 9,98 [95% IC: 6,07 a 13,9], p < 0,0001) en comparación a personas activas y en el quintil más bajo de perímetro de cintura.
Discusión
El principal resultado de este estudio revela que ser físicamente inactivo y presentar obesidad (determinada por IMC o PC elevados), se asocia a un importante incremento en el riesgo de desarrollar DMT2 en comparación a aquellos individuos que son físicamente activos y con un IMC o PC normal. Esta asociación fue independiente de factores de confusión de tipo sociodemográficos y de estilo de vida (tabaquismo, alimentación y sedentarismo). De igual manera, personas que son físicamente inactivas, pero con IMC o PC normal, tienen un riesgo menor de desarrollar DMT2 que aquellas personas que son activas pero obesas.
Los resultados de este estudio concuerdan con investigaciones previas, que reportan una relación inversa entre AF y prevalencia de FRCV en Chile, incluyendo DMT26,7,14,15,23. También concuerdan con estudios internacionales que han reportado que los efectos nocivos de la obesidad sobre el riesgo de desarrollar DMT2 pueden ser atenuados en personas físicamente activas24,25. Estos resultados indican que cumplir con las recomendaciones de AF, pero ser obeso, o tener un peso normal, pero ser inactivo, no es suficiente para disminuir el riesgo de desarrollar DMT2. Si bien personas obesas, pero físicamente activas o viceversa, presentan un menor riesgo de desarrollar DMT2 que una persona inactiva y obesa, estas personas deben incrementar sus niveles de AF a más de 150 min por semana, como también así disminuir sus niveles de adiposidad para disminuir al máximo el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Una de las fortalezas de este estudio es la representatividad nacional de la ENS 2009-2010, como también la medición estandarizada de glicemia para el diagnóstico de DMT2. Se considera que una limitante de este estudio es la medición de la AF a través de cuestionarios autorreportados. Si bien GPAQ ha sido validado internacionalmente26, existe evidencia que la medición de actividad física a través de cuestionarios genera una sobreestimación de los niveles reales de actividad física de la población15, lo cual podría ocultar la verdadera asociación entre AF y DMT2. Se sugiere que futuras encuestas o evaluaciones nacionales debiesen incorporar la medición objetiva de AF, usando, por ejemplo, acelerómetros de movimiento, que ya han sido utilizados en población chilena14,15. A pesar de que la ENS 2009-2010 carece de un diseño de seguimiento longitudinal o de estudio de control aleatorio, por lo que no permite establecer una relación de causa-efecto; las asociaciones observadas en este trabajo han sido también reportadas en estudios longitudinales24,25,27.
En conclusión, los resultados sugieren que el aumento de los niveles de AF y disminución de la obesidad juegan un rol esencial para disminuir el riesgo de desarrollar DMT2. Si bien el aumento de la actividad física reduce en cierta medida el riesgo de DMT2 asociado a obesidad o altos niveles de adiposidad, la AF por sí sola no atenúa completamente el efecto nocivo de la obesidad sobre la DMT2. En consecuencia, estudios y políticas públicas orientadas a disminuir la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular, deberían centrarse en mejorar tanto los niveles de AF como también los niveles de obesidad de la población para obtener mayores beneficios en términos de salud. Se sugiere implementar políticas y estrategias que impacten positivamente sobre todo en la población en riesgo, es decir personas obesas o inactivas.