A nivel mundial, el envejecimiento de la población será una de las transformaciones sociales más relevantes del siglo XXI, proyectándose que el número de personas mayores (PM) se duplicará para el 2050 y triplicará para el 21001.
Chile es unos los países latinoamericanos que ha experimentado un acelerado incremento de su población adulta mayor, esperándose que hacia el 2040, sobre 20% de la población supere los 60 años y 6% alcance los 80 años2,3. Esta realidad exige un urgente replanteamiento de las políticas públicas que permitan dar respuestas a este escenario de envejecimiento poblacional4–6. El Plan de acción mundial sobre el envejecimiento y salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala la necesidad de generar evidencia para la elaboración de políticas públicas enfocadas en este grupo de la población7. En consecuencia, el objetivo de esta revisión narrativa fue describir el perfil sociodemográfico, epidemiológico y sociocultural de las personas mayores en Chile, identificando programas y políticas públicas orientadas a mejorar su calidad de vida.
Materiales y Métodos
Fuentes de información y estrategia de búsqueda
Revisión narrativa generada a partir de buscadores Web of Science, Medline, Scopus, Scielo y Google Scholar y buscadores específicos de los Ministerios de Salud y Desarrollo Social de Chile, bases de datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Organización Panamericana de la Salud (OPS). Las palabras claves utilizadas en la búsqueda fueron: envejecimiento, adulto mayor y persona mayor; integrando los conceptos: políticas públicas, desafíos, estadísticas, prioridades, reporte, encuesta, guías y recomendaciones. Los criterios de inclusión fueron: (i) personas mayores en Chile (> 60 años); (ii) informes y reportes de entidades de salud nacionales e internacionales; (iii) informes y reportes de organismos gubernamentales y de centros de estudios. Los estudios o reportes que no cumplieran con estos criterios fueron excluidos. La búsqueda incluyó publicaciones entre los años 2002 y 2019, considerando el año de inicio de la implementación de la política de envejecimiento; ampliando la búsqueda con palabras claves en inglés para incluir las recomendaciones internacionales.
Antecedentes
Perfil sociodemográfico de las personas mayores
Las mejoras en las condiciones de salud y disminución de las tasas de mortalidad y fecundidad han desencadenado un cambio sociodemográfico global, donde, por primera vez, las personas pueden aspirar a vivir más allá de los 60 años. Chile no está ajeno a esta realidad, al ser el único país latinoamericano que proyecta para el 2050 tener más de 30% de su población con 60 años o más, estimándose que entre los años 2015 y 2050, el incremento de las PM será de 109,5%; superando el 74,7% proyectado para la población mundial8,9 (Figura 1). El aumento en 11,4 años en el promedio de edad de la población10 (Figura 2) implicará que Chile será el único país de la región de las Américas que tendrá una esperanza de vida media que superará los 80 años11.
El 40,1% de los hogares chilenos tiene un adulto mayor entre sus integrantes, lo que representa 19,3% de la población total12. Respecto a su lugar de residencia, 85% vive en la ciudad, lo que implica que las ciudades deberán ser rediseñadas, contando con infraestructura y servicios que faciliten su desplazamiento y autonomía13.
El 7,9% de las PM está bajo la línea de la pobreza, señalando que sus ingresos no les alcanzan para cubrir la canasta básica alimentaria y no alimentaria14. En Chile, a partir de 2010, la pobreza se mide con el “Índice de Pobreza Multidimensional” (PMD), que, además de los ingresos económicos, considera otros aspectos asociados a las condiciones de vida de las personas15,16. Considerando la relación inversa entre nivel educacional y PMD, aunque la escolaridad de las PM ha aumentado significativamente desde 1990 a 201517, actualmente, tres de cada cuatro adultos mayores no tienen educación media, lo que impone un desafío país, para superar este indicador determinante de la calidad de vida16,18.
Perfil de morbimortalidad y factores de riesgo
El estudio de Carga Global de Enfermedad, realizado en 195 países entre los años 1990 y 2017, determinó que de 293 enfermedades registradas en el sistema de Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD10), 92 estaban directamente vinculadas al envejecimiento19,20. A nivel mundial, los años de vida perdidos por discapacidad, enfermedad o mortalidad prematura atribuibles al envejecimiento (DALYs), corresponde a 138,7 DALYs por cada 1.000 adultos, cifra muy similar a Chile, que si bien está dentro de los 3 países con menor DALYs en Latinoamérica, aún está lejos de los países con los mejores niveles de envejecimiento saludable en el mundo (Figura 3)20. Las PM en Chile presentan coexistencia de 2 o más enfermedades crónicas (multimorbilidad) (Figura 4)19,21; condición que incrementa la demanda de cuidados a largo plazo y costos de salud asociados22,23. El segundo estudio nacional de dependencia en población adulta mostró que 38,3% de las PM en Chile tiene dependencia en cualquiera de sus grados24, lo que evidencia la necesidad de implementar un sistema de cuidados a largo plazo25. Un avance es el Programa de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM), orientado a mejorar las condiciones de vida de las PM dependientes y vulnerables que residen en este tipo de establecimientos26. Dado que el estado funcional es el mayor determinante de calidad de vida de las PM, prevenir y revertir la dependencia debe ser prioritario en la agenda pública de Chile18.
Otra condición asociada al envejecimiento es la fragilidad; las personas frágiles, según los criterios de Fried, presentan pérdida involuntaria de peso corporal, sentimiento de agotamiento general, debilidad, lentitud al caminar y bajos niveles de actividad física23,27. El síndrome de fragilidad está presente en 13,2% de la población mayor de 60 años en Chile, siendo superior en mujeres (20,0%) que en hombres (6,1%) y su prevalencia aumenta con la edad (Figura 5)21,28. Con el envejecimiento aumenta también la prevalencia de Alzheimer y otros tipos de demencias. En el año 2016 en Chile, 104.523 personas presentaron Alzheimer u otras formas de demencia, siendo 70.944 DALYs atribuidos como carga a esta enfermedad23.
En cuanto a la mortalidad, en 2017 ocurrieron 77.318 defunciones de PM, representando 72,7% del total de defunciones ocurridas en el país, con una tasa de 37,3 por cada mil personas de 65 años o más. Del total de muertes, 31,0% correspondieron a enfermedades del sistema circulatorio, seguido de 25,1% debido a tumores malignos29.
Necesidades de las personas mayores
El crecimiento exponencial de las PM exige un mayor conocimiento de cómo este segmento de la población puede experimentar un envejecimiento exitoso, lo que está directamente relacionado con la satisfacción de sus necesidades básicas, como acceso íntegro a la salud, seguridad económica y participación social30,31.
Acceso íntegro a la salud
La salud es una necesidad prioritaria, al impactar directamente en la calidad de vida y funcionalidad de las PM32,33. En Chile, 87% de la población adulta mayor se atiende en el sistema de salud público (FONASA)34, por lo que las acciones desarrolladas desde este ámbito tienen un impacto significativo en esta población. El Ministerio de Salud (MINSAL) ha implementado varias prestaciones que van en directo beneficio de las PM; encontrándose entre las prestaciones de salud de alto impacto, la eliminación del copago para personas de 65 años y más26. También está el programa “Más Adultos Mayores Autovalentes” orientado a mejorar o mantener la funcionalidad de las PM y el Examen de Medicina Preventiva del Adulto Mayor (EMPAM), orientado a detectar en forma oportuna factores de riesgos. Este incluye el Examen de Funcionalidad del Adulto Mayor (EFAM) que permite clasificar grado de funcionalidad35. Otra prestación es el programa de Garantías Explícitas en Salud (GES), que además de asegurar el tratamiento de ciertas patologías a toda la población, cubre algunas patologías de alta prevalencia37. Una de las debilidades de estos programas es su baja cobertura y escasa evaluación de sus procesos y resultados sanitarios36–38.
Otra necesidad básica de las PM, determinante del envejecimiento exitoso, es la alimentación. De acuerdo con la Encuesta Calidad de Vida en la Vejez, la alimentación es una de las necesidades mayormente satisfechas en las PM (89% de satisfacción)39. Un beneficio en este ámbito es el Programa de Alimentación Complementaria del Adulto Mayor (PACAM), que entrega alimentos fortificados con micronutrientes, para mantener y mejorar su estado nutricional37. En Chile, tres de cada cuatro PM tienen una dieta balanceada, es decir, que incorpora legumbres, pescado, frutas y verduras. El 90% consume porotos, lentejas o garbanzos una vez por semana; 71,9% consume pescado al menos una vez por semana y 71,6% consume verduras o frutas, al menos 5 porciones al día39.
Seguridad económica y protección social
El envejecimiento saludable está influenciado significativamente por los determinantes sociales de la salud; evidenciándose que las personas de niveles socioeconómicos bajos tienen peor salud y menor esperanza de vida40.
Los ingresos de las PM en Chile provienen fundamentalmente de las pensiones, declarando un tercio de ellos no lograr cubrir sus necesidades básicas41. El 54,4% no recibe pensión37 y 37,9% depende del aporte del Pilar Solidario, beneficio del Estado que apoya con pensiones básicas a las PM más vulnerables14,42.
Está demostrado que los países que cuentan con mayor inversión en seguridad social tienen menor nivel de pobreza. En Latinoamérica, los países que registran mayor nivel de cobertura en seguridad social son Uruguay, Argentina, Brasil y Chile9. Esta información es concordante con los resultados de la Encuesta de Calidad de Vida del Adulto Mayor, que señala que 77% de las PM están satisfechas con su vida, a pesar que la dimensión económica es una de las necesidades menos satisfechas43, lo que podría interpretarse con la valoración de otros ámbitos de la vida.
Participación social
La participación social es otra de las necesidades relevantes para las PM, al promover su bienestar y la calidad de vida, constatándose incluso que las PM que participan en organizaciones comunitarias tienen mejor desempeño en actividades funcionales y mayor satisfacción con su vida43–45.
La participación social es considerada un recurso psicosocial determinante del envejecimiento exitoso. En Chile, en el marco de la política de envejecimiento, se han implementado varios programas, evidenciándose un aumento sistemático de la participación social de las PM en distintos ámbitos de la sociedad41,46,47 (Tablas 1 y 2). Una forma de participación social es el trabajo, que incide positivamente en la salud y bienestar de las PM. Actualmente, la tasa de empleo de las PM entre 60 y 64 años es de 62,2%; porcentaje que desciende a 37,1% en el tramo de 65-69 años y a 24,2% en el grupo de 70-79 años48.
Programas (responsable) | Objetivo | Beneficiarios |
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“Centro Día” (Municipios) | Entregar prestaciones de servicios socio-sanitarios y apoyo familiar preventivo, atendiendo a las necesidades personales básicas, actividades socio-culturales y de promoción para un envejecimiento activo, favoreciendo la autonomía | Personas mayores de 60 años, de los tres primeros quintiles de vulnerabilidad, con dependencia leve, deterioro cognitivo leve o depresión leve |
“Cuidados domiciliarios” (Municipios) | Mejorar la calidad de vida de las personas mayores en situación de vulnerabilidad y dependencia | Personas mayores de 60 años, de los tres primeros quintiles de vulnerabilidad, con dependencia moderada o grave |
“Establecimientos de Larga Estadía” (SENAMA) | Contribuir a que las personas mayores accedan a servicios integrales de apoyo y cuidados de acuerdo con sus niveles de dependencia | Personas mayores de 60 años, de los tres primeros quintiles de vulnerabilidad, con dependencia moderada o grave |
*Información basada en el documento “Balance de Gestión Integral 2018”, del Ministerio de Desarrollo Social, Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA)54.
Programa responsable | Objetivo | Beneficiarios |
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“Buen Trato” SENAMA | Contribuir a la promoción y al ejercicio de los derechos de las personas mayores a través de la prevención, protección y promoción del buen trato | Personas mayores de 60 años |
“Ciudades Amigables” (SENAMA, en colaboración con municipios) | Promover ciudades amigables con las personas mayores, abordando los desafíos urbanos y rurales propios de una población envejecida, con el fin de fomentar la autonomía, participación y calidad de vida de este grupo etario | Personas mayores de 60 años |
“Turismo Social” (Municipios) | Brindar oportunidad de acceso a espacios de recreación y esparcimiento para adultos mayores vulnerables que no tienen acceso a satisfacer esta necesidad por sus propios medios | Personas mayores, de organizaciones de adultos mayores o programas de beneficencia |
“Envejecimiento Activo” (SENAMA) | Lograr que los adultos mayores participen de actividades que promuevan el envejecer activamente | Personas mayores de 60 años, autovalentes |
“Asesores Seniors” (SENAMA) | Promover la integración social y relaciones intergeneracionales de personas mayores, preferentemente profesionales jubiladas | Personas mayores de 60 años, enseñanza media completa, autovalentes |
“Vínculos” (SENAMA) | Generar condiciones que permitan a los usuarios acceder en forma preferente a las prestaciones sociales pertinentes a sus necesidades e integrarse a la red comunitaria de protección social | Personas mayores de 60 años, de los tres primeros quintiles de vulnerabilidad |
“Fondo Nacional del Adulto Mayor” (SENAMA) | Financiar iniciativas de organizaciones públicas o privadas, apoyando a personas mayores vulnerables, para promover, mantener o mejorar su condición de vida | Personas mayores de 60 años, de organizaciones de adultos mayores |
*Información basada en el documento “Balance de Gestión Integral 2018”, del Ministerio de Desarrollo Social, Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA)54.
Cuidados de largo plazo en el contexto del envejecimiento poblacional
El perfil de envejecimiento de la población chilena, y la estrecha relación entre el envejecimiento y la pérdida de autonomía, demandará importantes desafíos en término de políticas públicas, como los cuidados a largo plazo (CLP)6. En Chile, los programas en torno a esta necesidad son de baja cobertura, solo 5% de las PM con dependencia se encuentran en casas de cuidados17. Es más, el programa más grande en Chile que entrega servicios de CLP solo cubre a 11% de la población usuaria que lo necesita17. En Chile, la cobertura y disponibilidad de residencias de PM tienden a concentrarse en municipios con mayor población y mayores ingresos. Considerando la alta demanda que existirá por parte de PM con grado de dependencia, la implementación de un sistema de CLP y su financiamiento debe ser prioridad en la agenda pública del país25.
Carga de los cuidados informales e inequidad de género
La dependencia en PM no se distribuye en forma igualitaria, manteniendo grandes diferencias de prevalencia urbano-rural, en quienes son afiliados al sistema público de salud y mujeres de mayor edad49.
Según el Informe de Desarrollo Social de 2017, 95% de los cuidadores eran mujeres, para quienes el costo del cuidado implica tiempo, oportunidades perdidas de generar ingresos, pérdida de contribuciones previsionales, por no participación laboral o abandono anticipado del mercado del trabajo. Los cuidadores, en general, tienen menor esperanza de vida, porque asumen una enorme carga física y psicológica que permanece invisible a ojos de la sociedad, al no ser considerada por el sistema de seguridad social24.
Política Integral de Envejecimiento en Chile y sus desafíos
Para enfrentar el envejecimiento poblacional con éxito, es necesario desarrollar políticas públicas que aborden los factores que afectan la manera de envejecer de las poblaciones50,51. En este contexto, en 2012, el SENAMA desarrolló la “Política Integral de Envejecimiento Positivo 2012-2025”, orientada a la creación de entornos favorables que contribuyan a una mejor calidad de vida y favorezcan la autonomía e independencia de las PM51,52. Una política en este ámbito debe abordar de forma transversal el envejecimiento en todos los servicios del Estado. La política se centra en 4 ejes de trabajo: Saludable, Seguro, Participativo e Institucional, con líneas de acción intersectorial de responsabilidad de distintos organismos53,54. El eje central de la política es la protección social de las PM, siendo este ámbito el que mayor desarrollo evidencia en cuanto a número de programas desarrollados55. Los programas están principalmente centralizados en el SENAMA, otros son ejecutados a través de los municipios u otras entidades gubernamentales13,37,45,46 (Tablas 1 y 2).
La Política Integral de Envejecimiento Positivo constituye un avance sustancial en materias de envejecimiento, reflejándose un aumento en la satisfacción vital2,41, sin embargo, aún existen deficiencias que superar, especialmente en términos de salud, economía y trabajo53, además de la falta de evaluación de los programas, su impacto en la calidad de vida de las PM, y cómo contribuyen al cumplimiento de los objetivos formulados en la política38,53. Una gran deuda pendiente es la inversión en salud pública y el déficit de especialistas en geriatría. La recomendación internacional indica un especialista por cada 5.000 PM y en nuestro país la relación es de 1 por cada 60.00056. Al ser la salud el principal determinante de la calidad de vida de las poblaciones57,58, este componente de la política debería ser prioridad en los próximos años.
Conclusión
Las PM en Chile viven más, consecuentemente, presentan mayor prevalencia de enfermedades crónicas, con una gran carga de morbimortalidad y pérdida de años de vida ajustados por discapacidad. Han aumentado su nivel educacional, están más organizados y activos que generaciones pasadas y presentan mayor satisfacción con su vida. La valorización del envejecimiento, suscribiendo acuerdos internacionales y una política integral, con numerosos programas, ha contribuido a reforzar sus capacidades y responder a las necesidades de las PM. Una debilidad de la política es la falta de evaluación de los programas en términos de resultados sanitarios. La dimensión social de la política, en cuanto a número de programas, ha logrado un mayor desarrollo respecto la dimensión salud. En este sentido, el foco en los próximos años debe estar en acciones más integradas de todos los sectores, centradas en un modelo socio-comunitario que ponga el centro en la calidad de vida de las personas mayores.