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Si Somos Americanos

versión On-line ISSN 0719-0948

Si Somos Americanos vol.15 no.1 Santiago jun. 2015

http://dx.doi.org/10.4067/S0719-09482015000100011 

Reseña

Estenssoro, F. (2014). Historia del debate ambiental en la política Mundial 1945 – 1992. La perspectiva Latinoamericana. Santiago, Chile: IDEA/USACH.

 

José Orellana Yáñez*

*Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago, Chile. Correo electrónico: jorellanay@gmail.com


La obra constituye un esfuerzo académico que si bien se confiesa disciplinariamente historiográfica, es abordarle sin problemas desde una perspectiva Politológica, como también desde las Relaciones Internacionales y desde la Geografía Política. En este sentido, devela de forma sistemática y documentada las relaciones de poder que primaron para configurar un nuevo imaginario geográfico global después de la Segunda Guerra Mundial, en el contexto de tensión que establecerían los dos grandes bloques geopolíticos que se disputarían la hegemonía ideológica y que se conocería como Guerra Fría.

En este marco, la obra, indica que en el mundo occidental, altamente industrializado y desarrollado, o Primer Mundo, se fue configurando un nuevo imaginario geopolítico determinado por el concepto de Crisis Ambiental Global.

El autor indica a riesgo de reiteración permanente – que se entiende como necesario –, que este fenómeno es de tipo eminentemente político y que terminará siendo funcional a los intereses hegemónicos del primer mundo. En este sentido, se constata cómo este nuevo imaginario geopolítico global construido sobre el concepto de crisis ambiental fue evolucionando, desarrollándose desde posiciones subalternas hasta posiciones principales en el imaginario de las elites políticas, económicas, científicas y culturales primermundistas, por medio de distintos hitos y debates ocurridos en el campo de las relaciones internacionales.

Uno de ellos, tiene que ver con cómo se coloca en cuestión la idea de desarrollo y progreso. Indica el autor que en los Estados Unidos se gestiona una política mundial centrada en la contención de la influencia del poder comunista, intentando llevar el desarrollo y progreso, desde la perspectiva capitalista occidental a todas aquellas expresiones nacionales periféricas, o tercer mundo, que se encontraban en una condición de pobreza, atraso y/o subdesarrollo, condiciones que se consideraban "un excelente caldo de cultivo" para que las ideas y fuerzas comunistas se difundieran y prosperaran. Por lo tanto, la apuesta del centro es mejorar la calidad de vida de las periferias vía teorías del desarrollo y la modernización.

Frente a esta estrategia, precisa el autor, surgen voces de alerta, desde prestigiados sectores científicos en Estados Unidos y Europa occidental, para no aplicarla, ya que consideraban que frente al rápido y permanente aumento de la población en el tercer mundo, todo intento por aumentarles el nivel de vida y de consumo llevaría al agotamiento de los recursos naturales junto al y también aumento significativo de la contaminación producto de la masificación de la industrialización, generando una situación que llevaría irremediablemente al colapso ambiental del planeta.

De esta forma se hace un exhaustivo examen de los ‘comportamientos – acciones’ que desde el centro se emprenden para dar claridades a este diagnóstico apocalíptico. Organiza en el capítulo tres, los antecedentes desde la idea de autodestrucción planetaria a propósito de una serie de circunstancias, que ambientalmente hablando, instalan la posibilidad cierta de la inviabilidad de la vida de las personas, sea por causas naturales o humanas. A continuación se presenta la idea de un mundo finito, haciendo énfasis en la importancia que para las elites del primer mundo, tiene el peligroso crecimiento de la población mundial producto de la ‘explosión demográfical’ de las periferias, y que amenaza con agotar los limitados recursos naturales de un mundo finito. Finalmente, indica, cómo en esta construcción del nuevo imaginario geopolítico del centro, se coloca la idea de incertidumbre en clave de superación o relativización de la idea de progreso. Hay que indicar, que en esta trayectoria, los aportes al conocimiento que entrega el desarrollo de la ecología científica sobre el funcionamiento del ecosistema planetario y el estado del medio ambiente global, son recogidos y re-interpretados por los científicos y políticos neomalthusianos para justificar sus visiones catastrofistas frente a la posibilidad de desarrollo de las periferias.

En este esfuerzo de ir comprendiendo cómo se articula un imaginario de crisis, el capítulo cuatro titulado como ‘Origen del debate político en torno a la crisis ambiental’, viene a entendérsele como uno de los más interesantes, quizás polémico, respecto de cómo organiza la información el autor. Es uno de los capítulos, que viene a describir una sistemática cristalización de la voluntad política que tienen los centros de poder, por medio de la utilización de mecanismos científicos, académicos, políticos y quizás ciudadanos, para consolidar la idea de crisis ambiental, la cual debe ser gestionada de una forma particular, liderada por el centro, inclusive con tempranas propuestas de avanzar hacia un gobierno mundial, liderado por Estados Unidos. Es en el aspecto ciudadano donde puede existir una polémica interesante, toda vez que el autor deja ver implícitamente, que la resistencia ciudadana y de la sociedad civil primermundista frente al deterioro del medio ambiente que provoca un sistema industrial economicista y totalmente inconsciente del deterioro ambiental que provocan sus actividades productivas, terminarán siendo hábilmente instrumentalizadas por las élites del centro que frente a la necesaria acción internacional común que implica luchar contra la crisis ambiental global, buscarán imponer soluciones que permitan el mantenimiento de su hegemonía mundial. En concreto, el capítulo se organiza por medio de cinco apartados: Consolidación de la ecología como disciplina científica; ensayos e informes de gran divulgación, escritos por científicos primermundistas; las catástrofes ecológicas; nacimiento del movimiento social ambientalista; interés estratégico de los Estados Unidos por el tema de la crisis ambiental; y el papel de la Organización de la Naciones Unidas previa a la conferencia de Estocolmo.

En esta línea, interesan la formalización política - académica, donde la producción del Club de Roma titulada ‘Límites al Crecimiento’, viene a coronarse como el instrumento más ejemplificador de las perspectivas del primer mundo respecto de cómo gestionar el desarrollo global, y que reflejará la mirada con que convocan a la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano en 1972, en Estocolmo. En este sentido, indica el autor, Estocolmo 72 debe ser entendido como una instancia de llegada para el primer mundo respecto de un debate ambiental que habían iniciado tras el termino de la Segunda Guerra Mundial y, en cambio, para el tercer mundo será el inicio de su participación en este debate, en el que Latinoamérica tendrá un rol importante para señalar que el estado del medio ambiente es de evidente preocupación global pero no acosta de evitar el desarrollo de las periferias que, frente al orden económico mundial existente y dominante, está en función de lo único que tienen con abundancia: los recursos naturales. Además, Estocolmo 72 es la cobertura política que permite destacar la responsabilidad del primer mundo en la generación de la crisis ambiental global producto de sus modos de producción y, al mismo tiempo, rechazar el endoso al tercer mundo que los países desarrollados querían hacer de ésta culpándolos de un exagerado crecimiento poblacional. En esta descripción, el autor coloca en valor una reunión previa, en la ciudad de Founex, Suiza, respecto de la Conferencia de Estocolmo, donde se marca la definición inicial de lo que vendrá a futuro a propósito de los planteamientos del tercer mundo sobre la materia. Esta reunión, señala el autor, entendida como momento de negociación política para evitar el boicot del tercer mundo a Estocolmo, formaliza el planteamiento que desarrollo y ambiente son conceptos compatibles y no contradictorios.

De Estocolmo 72, a la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, más conocida como Comisión Brundtland, instancia donde emerge la noción de desarrollo sustentable en el informe Nuestro Futuro Común (1987), se configura, señala el autor, la segunda gran negociación política entre el primer y el tercer mundo, respecto de cómo entender la crisis ambiental global y las acciones que hay que desarrollar para su superación. Cabe indicar, que en ese periodo, ocurren una serie de hechos políticos que fortalecen las posiciones tercermundistas, y en este sentido, se profundiza y se muestra la acción desplegada desde América Latina, donde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL y la Oficina para América Latina y el Caribe del PNUMA, instalada en ciudad de México desde 1975, tuvieron un destacado desempeño. Estas instancias apoyaron una serie de eventos y hechos por medio de los cuales la visión ambiental latinoamericana y tercermundista se fue construyendo y fortaleciendo. En este sentido se destacan, eventos tales como la Conferencia de Cocoyoc en México (1974), que contó con el decidido apoyo del presidente mexicano Luis Echeverría, que junto a los representantes del Brasil, habían sido enérgicos detractores de las perspectivas ambientalistas reduccionistas y neomalthusinas expresas por el primer mundo en Estocolmo 72. Igualmente, todo el trabajo realizado por el denominado Grupo Bariloche, respuesta latinoamericana al Club de Roma y su informe Los Límites del Crecimiento, reunió a un selecto grupo de economistas y cientistas sociales de la región que elaboraron el informe ¿Catástrofe o Nueva Sociedad? Modelo mundial latinoamericano (1976) el cual se transformó en una de las piedras angulares científico políticas para contestar el diagnóstico neomalthusiano primermundista. Y, finalmente, se debe mencionar toda la elaboración que se hizo del concepto de Ecodesarrollo, toda vez que es la sistematización previa a la de desarrollo sustentable, proveniente de la periferia latinoamericana.

Finalmente, el capítulo diez titulado como ‘La Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro 1992: la conclusión de un periodo’, describe cómo culmina una primera acción, caracterizada como el surgimiento y la instalación de la problemática ambiental en la agenda política mundial, que emprendieron todos los países integrantes de la ONU con la cuestión del medio ambiente y el desarrollo. Destaca el autor, que la gran diferencia entre Estocolmo 1972 y Río de Janeiro 1992, es que después de 20 años, las periferias venían a Río claramente mejor preparadas, no sólo porque traían su propio documento, con su propuesta consensuada titulada Nuestra Propia Agenda, sino que existió todo un entramado de tipo institucional en el Sistema de Naciones Unidas ONU y con países de las regiones periféricas para hacer frente a los planteamientos que traían los países desarrollados. Cabe indicar en este aspecto, la importancia de la CEPAL. Se destaca con fuerza los ejes maestros de esta conferencia, los cuales daban cuenta de toda una perspectiva concertada y madura de los países periféricos. Situación que llevó a que en Río 92, fueran Estados Unidos quienes amenazaron con boicotear la conferencia si es que no existía una redacción final más acorde con sus intereses.

La obra invita a entender, cómo una vez más, los poderes hegemónicos instalan imaginarios legitimadores también hegemónicos para, ahora desde la cuestión ambiental en clave de crisis, seguir manteniendo situaciones de privilegio en el concierto internacional. Es un aspecto positivo de la obra, ya que ilustra con claridad el camino seguido por los poderes centrales en él, no siempre tan diáfanamente expuestos por la literatura especializada.

La reacción – respuesta – propuesta que se concreta por medio de la noción de desarrollo sustentable, teniendo como antecedente la noción de ecodesarrollo, desde el mundo periférico y en particular desde Latinoamérica, es presentado de interesante modo historiográfico, donde no sólo se recrea el proceso político que estuvo involucrado en la escala nacional e internacional, sino que también permite reconocer personas, que cumpliendo funciones en representación de sus Estados, van presentándose como referentes fundamentales que permiten entender que la cuestión del medio ambiente no comenzó en la década de los 90 - para el caso de Chile - con la dictación de la ley de bases generales de medio ambiente N° 19.300, sino que mucho antes y, lo más novedoso, desde la institucionalidad política vigente en la década de los 60 y 70.

La obra, en definitiva es una invitación interpeladora respecto de los éxitos obtenidos por la noción de desarrollo sustentable. Ello queda refrendado en las palabras del autor, cuando destaca la necesaria ambigüedad de este concepto, debido a que no es un concepto científico, sino que político. Es producto de la negociación política entre el centro y la periferia a fin de acordar un criterio común para entender y abordar la superación de la crisis ambiental global, cuestión que hoy en día merece tensionarse a la luz de los avances y retrocesos después de la Cumbre de la Tierra, de 1992, en Río de Janeiro.

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