Los fabricantes de calzado y ropa deportiva han sabido aprovechar el reciente entusiasmo por el deporte, consiguiendo que sus productos rebasen definitivamente el estrecho círculo de los profesionales. Sofisticadas zapatillas de maratón o baloncesto son lucidas hoy por jóvenes urbanos mientras toman una cerveza a la puerta de un bar. El secreto es la marca, dicen los expertos. Por ello, un sector que movió unos 35.000 millones de pesetas en 1988 invertirá este año más de 2.000 millones en publicidad y patrocinio. Haberse convertido en un producto de moda es, sin embargo, un fenómeno con cara y cruz.
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