Uno de los elementos que identifica al delta del Ebro es la presencia de campos dunares más o menos extendidos en la práctica totalidad de su litoral. Si bien su desarrollo y conservación se encuentran muy amenazados, en las flechas que limitan al delta por el norte y por el sur, su presencia es característica. Desde el punto de vista ambiental, una de las cuestiones más relevantes es la diferencia que existe entre los campos dunares de ambas formaciones. En el hemidelta norte encontramos el campo de dunas activo más importante del Mediterráneo, mientras que en el hemidelta sur las formaciones dunares muestran una limitada actividad, y están colonizadas por vegetación. El análisis de los perfiles obtenidos por medio de GPR (Ground Penetrating Radar) demuestran esta diferencia: mientras que en el hemidelta norte se observan cambios entre los reflectores que se pueden asociar a estructuras sedimentarias de baja escala, en los radargramas del hemidelta sur los reflectores son paralelos y continuos lateralmente, demostrando un crecimiento en horizontal, propio de las foredunes.
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