Mapas de redes

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Cartografƭas contemporƔneas. Dibujando el pensamiento

En CaixaForum Barcelona hasta el 28 de octubre de 2012

En CaixaForum Madrid hasta el 24 de febrero de 2013

 

Graciela Speranza

Atlas portƔtil de AmƩrica Latina. Arte y ficciones errantes

Finalista Premio Anagrama de Ensayo

Barcelona, Anagrama 2012, 254 pp.

 

No es casual la coincidencia en el tiempo y el espacio de una exposiciĆ³n como CartografĆ­as contemporĆ”neas y de un ensayo como Atlas portĆ”til de AmĆ©rica Latina. Responde a la importancia que el paradigma topogrĆ”fico ha ido ganando en las Ćŗltimas dĆ©cadas. Se puede interpretar el Ć©nfasis en la memoria histĆ³rica como una estrategia de resistencia ante el Ć­mpetu posmoderno de lo espacial y de sus representaciones, cuyo epĆ­tome es Google, que nos sirve en bandejas de fragmentos una realidad posible descuartizada en pasajes textuales, fotografĆ­as, vĆ­deos, mapas; en superficies no ordenadas segĆŗn los criterios cronolĆ³gicos o jerĆ”rquicos, finalmente temporales, que imperaron durante la mayor parte del siglo XX. Y se puede interpretar la proliferaciĆ³n de libros y de exposiciones sobre las relaciones entre cartografĆ­a y artes contemporĆ”neas no solo como una tendencia, sino como una toma de conciencia. Porque desde las vanguardias histĆ³ricas hasta el presente son muchos los artistas de peso que han trabajado con rigor la topografĆ­a, como ya demostraron los volĆŗmenes Contra el mapa (Siruela, 2008) de Estrella de Diego y The Map As Art. Contemporary Artists Explore Cartography (Princeton Architectural Press, 2009) de Katharine Harmon.

En esos dos libros aparece buena parte del corpus que utilizan la comisaria Helena Tatay y la ensayista Graciela Speranza, porque la discusiĆ³n sobre el mapa y el territorio en las artes visuales pasa hoy –casi necesariamente– por nombres propios como Francis AlĆæs, Guillermo Kuitca, Gabriel Orozco, Los Carpinteros o Adriana VarejĆ£o. Todos ellos herederos, de un modo u otro, del cĆ©lebre “Mapa del mundo en la Ć©poca de los surrealistas” (publicado en VariĆ©tĆ©s en junio de 1929) y del situacionismo, de Robert Smithson, de Art & Language o de Alighiero Boetti. Una vez se impone un canon es difĆ­cil pensar desde sus afueras, y en el caso que nos ocupa quizĆ” sea sencillamente innecesario. Lo que interesa, en cambio, es observar quĆ© hay de particular en las propuestas respectivas. Porque no existe duda de que CartografĆ­as contemporĆ”neas y Atlas portĆ”til de AmĆ©rica Latina participan del espĆ­ritu de nuestra Ć©poca y abundan en obras y autores que ya han sido visitados con insistencia, pero modulan visiones novedosas sobre todo gracias al marco que articulan para exhibirlas, es decir: defenderlas.

La exposiciĆ³n responde a unos criterios que podrĆ­amos llamar mainstream. La comparaciĆ³n con dOCUMENTA (13) es ilustrativa al respecto: en ambas se combina la instalaciĆ³n, la escultura, la pintura, lo conceptual, la estĆ©tica fanzine, la videoinstalaciĆ³n, la narrativa literaria, la performance, lo artesanal o el cine, es decir, la mayor parte de los formatos artĆ­sticos actuales; en ambas hay una pieza de William Kentridge y otra de AlĆæs; las dos son geogrĆ”ficamente globales; incluso en ambas hay un rincĆ³n reservado al arte aborigen australiano. De modo que CartografĆ­as contemporĆ”neas jibariza un modo de plantear las exposiciones para el pĆŗblico en general muy extendido en nuestros dĆ­as, y que es el adecuado para un espacio como el de CaixaForum. Pero mientras que en Kassel el factor local no tiene demasiada relevancia, en una exposiciĆ³n pensada para Barcelona y para Madrid sĆ­ que lo tiene. Y ahĆ­ penetra en el espacio expositivo un vector interesante: los mapas en el arte espaƱol contemporĆ”neo.

Con un centro claro: el de Isidoro ValcĆ”rcel Medina. Porque mĆ”s allĆ” de que junto con las obras de nombres conocidos, como los de Ignasi AballĆ­, Rogelio LĆ³pez Cuenca o EfrĆ©n Ɓlvarez, tal vez habrĆ­a sido deseable apostar por otros menos habituales (pienso en Josep Maria CabanĆ©, por ejemplo, cuyas topografĆ­as del mundo concentracionario se dieron a conocer recientemente en Pintar desprĆ©s, del centro Arts Santa MĆ²nica), lo que queda claro en CartografĆ­as contemporĆ”neas es que el gran artista espaƱol que ha pensado cĆ³mo mapear el espacio podrĆ­a ser ValcĆ”rcel Medina. Y digo pensar porque su obra se sostiene mediante conceptos. Desde los aƱos sesenta, cuando indagĆ³ en la idea de lugar a travĆ©s de la pintura –que bautizarĆ­a como habitable–, hasta su obra literaria TopologĆ­a hermenĆ©utica, o bien hermenĆ©utica topolĆ³gica, de 2005, inmediatamente previa al reconocimiento del que ha disfrutado en los Ćŗltimos aƱos, pasando por la fotografĆ­a, el arte sonoro y la performance relacional como formas de investigaciĆ³n en las arquitecturas de lo urbano, el artista ha sintonizado con brillantez en el paradigma espacial de nuestra Ć©poca. Si tuviera que escoger otra obra expuesta que dialoga con las suyas, serĆ­an los dibujos neuronales de RamĆ³n y Cajal. Pero el valor de ValcĆ”rcel Medina, en el conjunto de lectura que propone Tatay, trasciende el contexto nacional: cualquiera de sus piezas dialogan de tĆŗ a tĆŗ con las de los artistas internacionales representados. Desde los mapas mentales de Lewis Carroll hasta el Globo terrĆ”queo de Kris Martin, pasando por las inversiones cardinales de Torres GarcĆ­a o las heridas espaciales de Gordon Matta-Clark, todo parece estar en comunicaciĆ³n con ValcĆ”rcel Medina, que como todos ellos cuestiona las convenciones que imperan en las representaciones consensuadas, colectivas, siempre polĆ­ticas, del espacio. Contra unos mapas tranquilizadores, que simulan domesticar lo inabarcable, unas construcciones cuyo objetivo es recordarnos la ingobernable complejidad.

Por supuesto esa conexiĆ³n total solo ocurrĆ­a en mi cerebro visitante. Cada cual encontrarĆ” las suyas, como lo harĆ” cada lector de Atlas portĆ”til de AmĆ©rica Latina. Porque el libro se presenta –arriesgada y brillantemente– como un mapa que no quiere ser exhaustivo, como un Ć”lbum de fragmentos que el lector debe completar (y de ese modo, secretamente, se convierte en el catĆ”logo del que estĆ” desprovista la exposiciĆ³n). Cuatro son sus secciones: Mapas, Ciudades, Supervivencias y Esferas y redes. En ellas, a travĆ©s de la nociĆ³n de figuras errantes, se proponen vĆ­nculos posibles entre escritores y artistas como Teresa Margolles, Sergio Chejfec, Roberto BolaƱo, Santiago Sierra, Oscar Masotta, Mario Bellatin, Doris Salcedo o Carlos Busqued. VĆ­nculos a veces directos, pero casi siempre sugeridos a travĆ©s de tres estrategias: el pasaje ensayĆ­stico, la cita extensa y la reproducciĆ³n de una imagen. Una concatenaciĆ³n de materiales que provoca estimulantes efectos de lectura y que se opone a la jerarquĆ­a “entre los saberes del arte contemporĆ”neo”, a la busca de un nuevo lugar desde el que pensar el arte latinoamericano, que “puede redefinir su lugar en la red de la cultura mundializada sin subsumirse sin mĆ”s en la esfera global jerĆ”rquica que aloja las culturas perifĆ©ricas anulando las tensiones, sino complejizando la red con relaciones flexibles que preserven la autonomĆ­a relativa de la esfera propia y al mismo tiempo aumenten la tensiĆ³n y la variedad de los enlaces”.

De ese modo Speranza hace suyo el modelo de Walter Benjamin o de Aby Warburg, pues no en vano todo el volumen conversa con Atlas. ¿CĆ³mo llevar el mundo a cuestas?, la exposiciĆ³n que sobre el autor de Atlas Mnemosyne comisariĆ³ Georges Didi-Huberman; pero lo actualiza, insertĆ”ndolo en las coordenadas del siglo XXI. Si el Ć”lbum, el mural, la colecciĆ³n de postales o el pasaje constituyen herramientas de pensamiento Ćŗtiles para esos grandes filĆ³sofos del primer tercio del siglo pasado, para la autora de Fuera de campo (un libro sĆ­ ordenado cronolĆ³gicamente, pero con el inesperado hilo conductor de Duchamp para entender la literatura argentina contemporĆ”nea) son la nube, la escultura elĆ”stica, el museo portĆ”til o la red virtual los equivalentes para pensar un mundo completamente distinto e igual de fascinante. Un mundo en que la ciencia, la tecnologĆ­a y las artes estĆ”n en perpetuo movimiento, en perpetua interacciĆ³n, negociando constantemente con fronteras de todo tipo y superĆ”ndolas, de modo que para ensayarlo es necesario adaptarse a una retĆ³rica tambiĆ©n mĆ³vil y mutante, abierta, por la que el lector se deslice como por una ruta de hipervĆ­nculos cuya meta no sea alcanzar un capĆ­tulo de “conclusiones”, sino demorarse y aprender en la propia ruta, en la propia red. ~

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(Tarragona, 1976) es escritor. Sus libros mƔs recientes son la novela 'Los muertos' (Mondadori, 2010) y el ensayo 'Teleshakespeare' (Errata Naturae, 2011).


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