El simbolismo de las estrofas en las que Berceo explica el Evangelio en su Sacrificio de la Misa (48-53) es el mismo que el de la moralización del capítulo charadrius del Physiologus. Los evidentes ecos del texto de alguna de las versiones latinas del manual zoológico-simbólico y de uno de sus derivados, el Bestiaire de Philippe de Thaün, no dejan lugar a dudas sobre la filiación del pasaje berceano y sobre su sentido alegórico. Berceo adopta los elementos de una tradición literaria que se remonta al poeta Hiponax de Efeso (Siglo VI a. C.) y los adapta al propósito que lo guía en la ilustración del momento de la Misa que nos ocupa y a las imposiciones del entorno histórico en que le toca vivir.
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