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Terapia psicológica

versión On-line ISSN 0718-4808

Ter Psicol vol.33 no.1 Santiago abr. 2015

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082015000100001 

Artículos Originales

 

Relación de maltrato en el noviazgo de jóvenes mexicanos. Análisis diferencial por sexo y nivel de estudios

Intimate partner violence in the relationships of mexican youth. Differential analysis by sex and level of schooling

 

Lourdes Cortés-Ayala

Universidad Autónoma de Yucatán, México

Mirta Flores Galaz

Universidad Autónoma de Yucatán, México

Carolina Bringas Molleda

Universidad de Oviedo, España

Luis Rodríguez-Franco.

Universidad de Sevilla, España

Javier López-Cepero Borrego

Universidad de Sevilla, España

Francisco Javier Rodríguez Díaz

Universidad de Oviedo, España

Correspondencia a:


Resumen

El objetivo de este estudio es examinar la prevalencia de conductas de violencia o maltrato de pareja (dating violence), y las diferencias por sexo y nivel de estudios a través de los ocho factores reportados desde el cuestionario CUVINO (alfa = .92). La muestra utilizada fue de 3495 jóvenes mexicanos (1537 hombres y 1958 mujeres), de los cuales 55.2% eran preuniversitarios y 44.8% universitarios. Los resultados mostraron una elevada prevalencia de victimización especialmente en el tipo de maltrato categorizado como psicológico (desapego, coerción, humillación), por género y sexual; las adolescentes reportan más perpetración de violencia en el noviazgo y menos victimización, tanto en preuniversitarios como en universitarios. Los varones tienen una percepción de maltrato mayor, especialmente de tipo físico, castigo emocional e instrumental, aunque no son las conductas de mayor ocurrencia. Se discuten las implicaciones de los resultados.

Palabras clave: violencia en el noviazgo, adolescentes, universitarios, maltrato psicológico, diferencias por género


Abstract

The aim of this study is to examine the prevalence of violent behavior or partner abuse (dating violence), as well as gender differences and level of schooling in a sample of 3495 Mexican youth (1537 males and 1958 females; 55.2% pre-undergraduate and 44.8% undergraduate students) through the eight factors from the CUVINO measure (alpha = .92). The results showed a high prevalence of victimization, especially for the abuse categorized as psychological (detachment, coercion, humiliation), gender-related and sexual-related; Female adolescents report more perpetration of dating violence and less victimization, both at the pre-undergraduate and undergraduate levels. Males have a greater perception of abuse, especially physical, emotional and instrumental punishment, though not higher occurrence behaviors. The implications of the results are discussed.

Key words: dating violence, adolescents, college, psychological abuse, gender differences


 

Introducción

La investigación en las últimas décadas ofrece evidencia empírica de una presencia importante, y mayor de la esperada, de maltrato en las relaciones interpersonales de noviazgo -dating violence- con graves consecuencias de tipo físico, emocional e incluso trastornos del comportamiento en sus víctimas, siendo explicada su ocurrencia mediante una variedad de factores (Saldivia y Vizcarra, 2012; Rodríguez-Franco, Antuña, López-Cepero, Rodríguez-Díaz y Bringas 2012; Sarasua, Zubizarreta, Echeburúa y Corral, 2008; Ruiz, Expósito y Bonache, 2010), pese a lo cual, la violencia en parejas adolescentes no ha recibido la misma atención que la violencia en parejas casadas o en convivencia estable (Blázquez, Moreno y García-Baamonde, 2010; Rey-Anacona, Mateus-Cubides y Bayona-Arévalo, 2010; Rodríguez-Franco, López-Cepero y Rodríguez-Díaz, 2009; Ulloa y Navarro, 2011; López-Cepero, Rodríguez-Franco, Rodríguez-Díaz y Bringas, en prensa; Cortés et al., 2014).

En un estudio internacional, Straus (2004), con 31 muestras de 16 países, refiere un rango de entre el 17 y el 45% de estudiantes universitarios que han sido atacados físicamente por su novio/a en el último año. A su vez, la revisión de investigaciones en diversos países occidentales muestra que la prevalencia de violencia física en las relaciones interpersonales afectivas del noviazgo es mayor que la perpetrada en las relaciones interpersonales afectivas de convivencia estable (Valls, Puigvert y Duque, 2008).

En México, la primera Encuesta Nacional realizada en 2003, sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2008), aplicada a mujeres de 15 años en adelante con pareja residente, mostró que el 84.5% había vivido violencia emocional -ser controlada, aislada, recibir insultos, intimidaciones- y el 60% declaró haber padecido violencia económica en su relación -negarle a la mujer acceso a recursos monetarios básicos o el control sobre ellos-, mientras que el 44.7% manifestó haber sido agredidas físicamente por su pareja y el 18.1% informó de haber sido agredida sexualmente -forzada a participar en un acto sexual-. Este análisis se completa con los datos proporcionados por la Encuesta Nacional sobre Violencia en el Noviazgo (ENVINOV, 2008) -realizada en 18.000 hogares mexicanos con representatividad urbano rural- donde se constata que el 76% de los jóvenes de ambos sexos de entre 15 y 24 años de edad mantenían una relación de noviazgo donde habían sufrido violencia emocional (insultos, humillaciones, amenazas); el 15% declaró haber sufrido violencia física, observándose que tanto chicos como chicas tendían a minimizar los episodios de agresiones, y el 16.5% violencia sexual, implicando en algunos casos presión para tener relaciones sexuales; se observa que son principalmente las mujeres quienes sufren estos tipos de violencia por parte de su novio, indicándose que ante la violencia sexual la gran mayoría de las mujeres (46%) no recurre a nadie por considerar que "no tiene importancia". Al igual que con la violencia física, los jóvenes consideran que la violencia sexual es "normal en una relación de noviazgo", ya que tiene lugar en un contexto en el que llega a justificarse la norma por la que ocurre un comportamiento violento.

A su vez, diversos estudios han mostrado que la mayor parte de las agresiones físicas en las parejas de novios son bidireccionales (O'Leary y Smith-Slep, 2003; Rey-Anacona, 2013); asimismo, aunque se refiere que las mujeres inician la violencia en el noviazgo más frecuentemente que los hombres, estas están más propensas que ellos a experimentar miedo y lesiones graves, incluido el abuso sexual. El estudio de Rivera-Rivera, Allen, Rodríguez, Chávez y Lazcano (2007), con 7.960 adolescentes/jóvenes del centro de México, refiere que han sido víctimas de algún tipo de violencia por parte de su novio(a) el 8.57% de las chicas y el 24.19% de los varones; en contraste, más chicas (13%) que varones (7.14%) informan haber perpetrado violencia de algún tipo hacia su novio, al igual que más chicas que varones refieren haber sufrido violencia psicológica y más varones que chicas reportaron sufrir violencia física sola o en combinación con la violencia psicológica, por parte de su pareja o novio(a).

El metaanálisis de Archer (2000) también muestra diferencias por sexo en la agresión entre parejas heterosexuales de diversas edades, a la vez que muestra que cuando lo que se evalua son actos de agresión física las mujeres aparecen con más frecuencia como perpetradoras, en tanto que cuando lo que se evalúa son las consecuencias de la agresión física se obtiene que más hombres han hecho daño a su pareja; cuando se comparan grupos de edad se obtienen altos niveles de perpetración entre mujeres de muestras de jóvenes (O'Leary, Slep, Avery-Leaf y Cascardi, 2008), mientras que, tanto para chicas como para varones, a mayor edad mayor propensión a ejercer maltrato hacia su pareja (Chase, Treboux y O'Leary, 2002; Muñoz-Rivas et al., 2009; Rivera-Rivera et al., 2007). En cuanto a la escolaridad, se ha mostrado que las mujeres universitarias que fueron agredidas físicamente durante la secundaria tenían un mayor riesgo de revictimización durante su primer año de universidad y este riesgo aumentaba cada año. La victimización durante los años de la adolescencia (preuniversitarios) fue el mejor predictor de la victimización en las universitarias (Gagne, Lavoie y Hébert, 2005)

Esta situación de violencia perpetrada en parejas de novios en sus relaciones interpersonales afectivas constituye un tema de capital importancia, en tanto resultan preocupantes tanto las consecuencias físicas y psicológicas en las víctimas como su aparición en una etapa del ciclo vital (cuando comienzan las relaciones afectivas de pareja) donde se aprenden y pueden consolidar pautas de interacción que al extenderse a la edad adulta pueden convertirse en precursores de una violencia mucho más grave (González-Ortega, Echeberrúa y Corral, 2008; Hernando, 2007; Muñoz-Rivas et al., 2007; Soria, Armadans, Viñas y Yepes, 2009). De ahí que el estudio tenga como objetivo: evaluar el maltrato perpetrado en sus diversas manifestaciones (emocional, psicológico, físico) examinando su prevalencia, por sexo y nivel de escolaridad (preuniversitarios vs universitarios), en una muestra de adolescentes/jóvenes mexicanos.

Método

Participantes

La muestra estuvo conformada por 3495 estudiantes mexicanos, de los cuales 1927 son preuniversitarios y 1568 universitarios, cuyo único criterio inclusivo en el estudio fue haber mantenido en el pasado o tener en el presente una relación de noviazgo de al menos un mes de duración. De los preuniversitarios, 850 son hombres y 1077 mujeres; los participantes universitarios son 687 hombres y 881 mujeres. El rango de edad para los preuniversitarios abarca entre 13 y 24 años (X= 15.99 D7= 1.64), mientras que para los universitarios es de 17 a 40 años (X= 20.16, D7= 2.13).

Instrumento

En primer lugar, se han recogido una serie de datos concernientes a características personales de los adolescentes/ jóvenes estudiantes, como la edad, el sexo, centro de estudio, curso y algunos datos referidos a sus posibilidades económicas. Posteriormente, se les administró el Cuestionario de Violencia para Novios -CUVINO- (Rodríguez-Franco et al., 2010), que evalúa la victimización de adolescentes y jóvenes en sus relaciones interpersonales afectivas de pareja; cuenta con 42 ítems conductuales (indicadores moleculares) que describen situaciones de abuso que pueden darse en la pareja, valorados según una escala tipo likert (0= "nunca", 4= "muy frecuentemente") con valores totales comprendidos entre 0 y 168 puntos -0 significa que nunca se ha recibido maltrato por parte de la pareja, en tanto que puntuaciones en un rango de 1-168 indican presencia de victimización-. Los 42 reactivos se agrupan en ocho factores, que representan ocho formas de abuso en las relaciones interpersonales afectivas de pareja: 1. Desapego (actitud de indiferencia hacia la pareja y sus sentimientos), 2. Humillación (críticas personales contra la autoestima y orgullo personal), 3. Sexual (comportamientos sexistas/sexuales no deseados por la pareja), 4.Coerción (presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta a través de amenazas o manipulaciones), 5. Físico (personalizado con golpes, daño a objetos con significación emocional para la víctima), 6. Basado en género (desestimación de la condición de mujer/hombre), 7. Castigo emocional (demostraciones de enfado ficticias por parte de la pareja), y 8. Instrumental (uso de medios indirectos para infligir daños o sufrimiento a la víctima). La fiabilidad obtenida para este estudio varía entre .52 para la Subescala de Instrumental y .809 para Humillación, obteniendo en las restantes: Desapego (.771), Sexual (.725), Coerción (.712), Físico (.700), Género (.696), Castigo emocional (.638) - la fiabilidad total fue .92.

Procedimiento y análisis de datos

Los centros educativos (secundarias, preparatorias y universidades) fueron elegidos en forma no probabilística; la administración del instrumento se realizó previa autorización de las autoridades. A los participantes se les garantizó el anonimato de sus respuestas y que los datos se usarían en conjunto y nunca por grupo escolar o por centro. Los datos fueron procesados con el paquete estadístico SPSS, versión 19. Se obtuvieron, en primer lugar, los estadísticos descriptivos para cada uno de los factores por sexo y escolaridad. A continuación, se efectúo el contraste de medias mediante el análisis t de Student para muestras independientes de cada una de las formas de maltrato consideradas en el CUVINO, con el objeto de identificar el nivel de victimización. Por último, se realizó un análisis de frecuencias de las conductas que más y que menos aparecen, señalando el factor al que corresponde.

Resultados

Con la pretensión de responder al objetivo planteado, en primer lugar, se obtuvo la prevalencia de las conductas de violencia en preuniversitarios y universitarios a través del sumatorio de frecuencias de victimización que ofrece cada factor para la variable diferencial sexo (ver tabla 1).

 

Tabla1. Media, desviación típica para cada factor de maltrato del CUVINO de acuerdo a la
variable sexo en preuniversitarios y
universitarios

 

El análisis de los resultados obtenidos sobre las conductas de maltrato en la muestra preuniversitaria reporta una mayor prevalencia del maltrato por desapego, seguido por coerción, humillación y género. Para la población universitaria las formas de victimización ejercidas con más frecuencia son las mismas: desapego, coerción, humillación y género, aunque se observa un incremento en la frecuencia del factor sexual (preuniversitarios: X=1.17, D7=2.40 vs universitarios: X=1.52, DT=2.63) y el castigo emocional (preuniversitarios: X=0.89, DT=1.59 vs universitarios: X=1.16, DT=1.82).

Si bien se muestran diferencias significativas por sexo en función del nivel de estudios en varios factores de maltrato, siendo éstos la humillación (en preuniversitarios -p=.029-); sexual (preuniversitarios -p=.001- y universitarios -p=.000); coerción, físico, castigo emocional e instrumental (preuniversitarios y universitarios -p=.000-), el tamaño de efecto calculado indica datos despreciables en todos los factores cuando lo que se analiza es el grado educativo (en ningún caso llega a .20). En cambio, tal como podemos observar en la Tabla 2, el sexo ofrece un tamaño de efecto pequeño en tres de los factores (físico, castigo emocional e instrumental) pero al menos aceptable para justificar su utilización como variable diferenciadora, descartando por tanto a partir de este momento del nivel de estudios.

 

Tabla 2. Prueba de muestras independientes para distintas formas de maltrato según
la variable diferencial sexo

 

De este modo el análisis diferencial de la variable sexo para muestras independientes por medio de la t de Student (ver tabla 2) refiere diferencias estadísticamente significativas en cinco de los ocho factores: Sexual, coerción, físico, castigo emocional e instrumental, a la vez que se observa que los varones refieren mayor victimización que las mujeres, en todos los factores. Las medias obtenidas señalan que el maltrato por desapego es la forma de victimización con mayor prevalencia en ambos miembros de la pareja, no obteniendo diferencias estadísticamente significativas (hombres: X=3.77 vs mujeres: X=3.65).

La tabla 3 presenta los indicadores conductuales de maltrato que aparecen con más frecuencia, para hombres y mujeres, los cuales coinciden en su mayoría. Los indicadores identificados pertenecen, como era de esperar por los resultados anteriores, a las dimensiones de: coerción (4 ítems), desapego (4 ítems), género (1 ítem) y emocional (1 ítem). Los resultados reportan que los varones refieren unos indicadores conductuales de victimización con una frecuencia significativamente mayor que las mujeres en la mayoría de los factores. La forma más frecuente de victimización corresponde al ítem: Llega tarde, no cumple lo prometido, del factor desapego, expresada tanto por hombres -55%- como por mujeres -58.3%-, no siendo en este caso la diferencia significativa, tal como indica el coeficiente de varones frente a mujeres (94). La mayor diferencia se sitúa en el comportamiento habla sobre relaciones que imagina que tienes, correspondiente al factor coerción, que indica que los varones informan de esta conducta de su pareja en un 46% más.

 

Tabla 3. Frecuencia de conductas que más se repiten en la victimización de las relaciones
interpersonales afectivas de noviazgo en
hombres y mujeres

 

El análisis de los indicadores conductuales menos frecuentes en la victimización de los jóvenes en las relaciones interpersonales de noviazgo (ver tabla 4), al igual que en el análisis anterior, ofrece unos resultados en la línea de los obtenidos en la prevalencia, es decir, los resultados indican una escasa presencia del maltrato instrumental (p.ej. Te ha robado) con diferencias significativas a nivel de victimización entre hombres y mujeres, informando los primeros de una frecuencia de un 88% mayor. Esta misma realidad diferencial, a través de conductas que ofrecen diferencias significativas entre varones y mujeres, se refiere en la victimización sexual (Te sientes obligado a mantener sexo para no dar explicación y Te fuerza a desnudarte) y física (Te ha golpeado, Te ha herido con objetos) donde los varones reportan frecuencias de maltrato significativamente mayores que las mujeres. Frente a esta victimización, y socialmente vista como aquella de menor intensidad a niveles preocupantes por sus consecuencias hacia el futuro de las relaciones interpersonales afectivas de convivencia estable son de reportar: Una de Género (Critica tu sexualidad), y una de Humillación (Te ha humillado en público)

 

Tabla 4. Frecuencia de conductas que producen menor victimización en las relaciones
interpersonales afectivas de noviazgo en hombres
y mujeres

 

Discusión

El objetivo de la investigación era examinar la prevalencia general de conductas constitutivas de violencia de pareja o de maltrato, así como las diferencias por sexo y nivel de estudios a través de los ocho factores reportados desde el cuestionario CUVINO, en una muestra de jóvenes mexicanos. Los resultados del estudio muestran que la violencia en el noviazgo (dating violence) es un problema social en México que afecta, con más frecuencia de lo deseable, a los jóvenes en sus relaciones interpersonales afectivas de noviazgo. Los datos por factores, tanto para preuniversitarios como para universitarios, muestran una elevada prevalencia de victimización, especialmente por desapego, coerción, humillación, género y sexual; además, para todos los factores (con excepción de maltrato físico e instrumental en varones), las puntuaciones totales obtenidas son mayores para los universitarios, resultado coincidente con otros estudios que muestran que a mayor edad, mayor propensión a ser víctima de violencia de pareja (Chase, Treboux y O'Leary, 2002; Muñoz-Rivas et al., 2009; Rivera-Rivera et al., 2007; Soria, Armadans, Viñas y Yepes, 2009).

Al analizar los resultados de preuniversitarios por sexo se muestra que la victimización de las chicas es menor que la reportada por los varones para todas las dimensiones estudiadas, siendo de manera significativa en los tipos de maltrato por humillación, sexual, coerción, físico, castigo emocional e instrumental.

Los resultados obtenidos para los universitarios, de acuerdo con la variable sexo, muestran que las mujeres reportan significativamente menos victimización que los varones para maltrato sexual, coerción, físico, castigo emocional e instrumental; varones y chicas muestran un nivel comparable de victimización en los factores de desapego, humillación y género.

Sin embargo, ya hemos aludido al tamaño de efecto, despreciable en función del nivel de estudios y sí al menos pudiéndose considerar en relación al sexo como única variable diferencial. De esta forma, las diferencias por sexo se sitúan en los factores sexual, coerción, físico, castigo emocional e instrumental, ofreciendo en todos los casos una mayor victimización en varones, especialmente en los factores físico, castigo emocional e instrumental.

En cuanto a los tipos de maltrato con más prevalencia, los resultados de esta investigación son similares a aquellos estudios en donde se ha encontrado que la forma de violencia o maltrato más común es el que caería en la categoría de psicológico. En este estudio, tanto en varones como en mujeres sería, en orden de mayor a menor: desapego, coerción, humillación, género, sexual, castigo, físico e instrumental (Muñoz-Rivas et al., 2007; Rivera-Rivera et al., 2007; Sears, Byers y Price 2007). La forma de victimización reportada (y perpetrada) con más frecuencia tanto por varones como por mujeres es el maltrato por desapego, en tanto que significativamente más hombres que mujeres informan que su novia No reconoce responsabilidad sobre la relación, Impone reglas según su conveniencia. Asimismo, las conductas que prevalecen con una alta frecuencia son: Llega tarde, no cumple lo prometido y Te ha retenido, informando de la ocurrencia de este último comportamiento más hombres que mujeres.

Por otra parte, las mujeres informan más de las conductas Llega tarde, no cumple lo prometido, e Ignora tus sentimientos, aunque sin diferencias significativas; los resultados obtenidos están en la línea de aquellas investigaciones donde las adolescentes reportan más perpetración de violencia en el noviazgo y menos victimización (Foshee, Linder y MacDougall, 2001; Rivera-Rivera et al., 2007; Tucker, Oslak, Young, Martin, y Kupper, 2001).

Los resultados también muestran una menor incidencia de violencia física y/o reconocida como violencia de alta intensidad, aunque en este estudio son los varones los que reciben significativamente más maltrato de este tipo de tal manera que son las chicas más perpetradoras, como se destaca en los items Te ha golpeado, te ha lanzado objetos y te ha herido con objetos. Estos resultados coinciden con lo expuesto por estudios de parejas de novios donde se muestra que las agresiones física son bidireccionales y no solo perpetradas por varones hacia mujeres (O'Leary y Smith-Slep, 2003; Archer, 2000; Rey-Anacona, 2013). Los resultados también muestran que entre las conductas de maltrato menos frecuentes no aparecen ítems de desapego, lo cual refuerza el resultado de que es la forma de maltrato más frecuente en este estudio y aquella por la cual se inicia una relación interpersonal de victimización.

De esta manera, los resultados de este estudio evidencian que el fenómeno del maltrato en las relaciones de noviazgo está ampliamente extendido en la población mexicana afectando tanto a varones como a mujeres, como reportan diversos estudios (Miller y White, 2003; Rivera-Rivera et al., 2007; Rodríguez-Franco et al., 2010; Sears, Byers y Price, 2007). Por otra parte también se pone de manifiesto que, para la mayoría de las dimensiones del maltrato estudiadas con esta muestra las mujeres presentan menos indicadores de victimización que los hombres, lo que sugiere mayor perpetración de violencia. La interpretación de este resultado resulta compleja; de acuerdo con González y Santana (2001) la violencia de las mujeres puede ser una respuesta ante los intentos de su pareja de forzar su comportamiento ya que las escalas en general no permiten identificar si la agresión perpetrada por las mujeres se ha producido ante alguna forma de acoso o intimidación. Por otra parte, también es posible que en el contexto particular del estudio ciertas conductas de defensa de las mujeres sean fácilmente identificables como agresión por parte de los varones, en tanto que lo contrario no ocurra. La ENVINOV (2008) demuestra que ante las conductas violentas por parte del novio la mayoría de las mujeres no recurre a nadie por considerar que no tiene importancia y considera que es normal en una relación de noviazgo, tendiendo a minimizar estos comportamientos, pasando desapercibidos para las propias jóvenes.

Las limitaciones a considerar en este estudio y sus resultados son dos. En primer lugar, no se ha diferenciado entre parejas homosexuales y heterosexuales, debido a que el objetivo de este trabajo es evaluar la prevalencia de maltrato en la pareja en su relación de noviazgo, antes del inicio de la convivencia, independientemente de su orientación sexual. Sería conveniente realizar un estudio en el que se pudiera establecer diferencias entre el tipo de maltrato que se da en ambos tipos de pareja, teniendo en cuenta la inclinación sexual, al mismo tiempo que la edad, pues dicha orientación sexual es más plausible se consolide entre el final de la adolescencia y principios de la etapa adulta. En segundo lugar, es de interés conocer el nivel de tolerancia de ambos integrantes de la pareja ante el maltrato, mediante el estudio del grado de aceptación de cada uno de los comportamientos y factores descritos en el estudio; ello es posible mediante un conocimiento sobre la percepción de maltrato que tienen los dos miembros de la pareja y no solamente las mujeres (Rodríguez-Franco et al., 2012), así como la propia vivencia de la relación (con miedo y/o un sentimiento de estar atrapado en esa relación), lo que permitiría establecer con mayor aproximación las probabilidades de victimización en la relación de pareja.

Hacia ahí se dirigen los siguientes estudios, siendo conscientes que los resultados evidencian la urgencia de desarrollar estrategias de prevención para que varones y sobre todo chicas reconozcan la violencia y maltrato en sus diversas expresiones en las relaciones interpersonales afectivas de noviazgo. Estudios previos han demostrado que experimentar conductas abusivas no siempre lleva al receptor a etiquetarse como víctima, lo que tiene serias implicaciones, entre ellas el acceso a recursos de ayuda (López-Cepero, Rodríguez-Franco, Rodríguez-Díaz, Bringas y Paíno, 2014; Rodríguez-Franco et al., 2012).

 

Referencias

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(Rec: 11 marzo 2014 / Acept: 28 febrero 2015)

* Correspondencia: Francisco Javier Rodríguez Díaz, Facultad de Psicología. Plaza Feijóo, s/n. Despacho 215; Tfno: +34 98510328133003. OVIEDO (ESPAÑA) gallego@uniovi.es y/o franciscojavierrodriguezdiaz@gmail.com

 

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