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México, Estados Unidos y los países hispanoamericanos: una visión comparada de la independencia

  • Autores: Jaime E. Rodríguez O.
  • Localización: Documentos de Trabajo (IELAT, Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos), ISSN-e 1989-8819, Nº. 1, 2008, págs. 1-26
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      La independencia de Estados Unidos, como la de Hispanoamérica, dio inicio como una respuesta a la amenaza que la metrópoli representaba para los intereses de ellos, así como para el sentimiento de ser una parte integral e importante de su monarquía. Los británicos americanos se rebelaron contra una Corona que no fue capaz de atender sus reclamos y de proporcionarles la autonomía plena que deseaban. A diferencia de los británicos americanos, los hispanoamericanos no se rebelaron contra la madre patria. En lugar de ello, emprendieron acciones para defender el gobierno legítimo contra los franceses que habían invadido la Península ibérica e impuesto a José Bonaparte como rey de la Monarquía española.

      Los hispanoamericanos fundamentaron sus acciones en la teoría política hispánica, la cual sostenía que en ausencia del rey la soberanía recaía sobre el pueblo. La mayoría de ellos se unió a los peninsulares en la formación de un gobierno que tomó el control en nombre de Fernando VII. Dicho gobierno convocó a Cortes y promulgó la Constitución de 1812, una de las Cartas más avanzadas del siglo XIX. Tal documento fue implementado de manera más plena en Nueva España. Incluso tras la independencia, en 1821, México permaneció leal a la cultura política y jurídica hispánica. A decir verdad, la Carta Magna de la República Federal Mexicana, la Constitución de 1824, podría ser considerada como la culminación de la gran Revolución hispánica que estalló en 1808. Esto en contraste con la mayor parte de las naciones sudamericanas, que fueron dominadas por militaristas.

    • English

      The independence of the United States, like that of Spanish America, began as a response to metropolitan threats to their interests and to their pretense of becoming an integral and important part of their respective monarchy. British Americas rebelled against the Crown which failed to address their grievances and to provide them the full autonomy they desired. Unlike British Americans, Spanish Americans did not rebel against their Mother country, instead, they defended the legitimate government against the French who had invaded the Iberian Peninsula and had imposed José Bonaparte as king to the Spanish Monarchy.

      Spanish Americans based their actions on the Hispanic political theory, which held that in the absence of the king, sovereignty reverted to the people. Most Spanish Americans joined peninsular Spaniards to form a government to rule in the name of Ferdinand VII. That government convened the Spanish parliament that enacted the Constitution of 1812, one of the most advanced charters of the nineteenth century. That document was implemented most fully in the New Spain. Even after independence in 1821, Mexico remained loyal to Hispanic juridical and political culture. Indeed, the charter of the Mexican Federal Republic, the Constitution of 1824, may be considered the culmination of the great Hispanic Revolution that erupted in 1808. This in contrast to most of the South American nations, that were dominated by the militarists.


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