Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso, Guillem Rosselló Bordoy.

Page 1

cuA?F_Rlios DE

MADINAT AL-ZAHRA' I

a

coRPoBA,

t987


SUMARIO MANUEL OCAÑAJIMÉNEZ Pág. 7

Presentación

o

t.ar JOtrfNADAS SOBRE MADINAT AI-ZAHRA'. PONENCIAS

MANUEL ACIEN ALMANSA Mahnat al-Zahra'en el urbanísmo

musulmán

Pág.

11

CHRISTIAN EWERT Elemenfos decoratiuos en los tableros paríetales del salón ríco de

Maúnat

.

al-Zahra'

J. E. HERNÁNDEZ BERMEJO Aproximacilín al estudio de las especies botánicw originariamente existentes enlosjardinesde

Mattnatal-Zahra'

Pág. 27

Pág. 67

ALFONSO JIMÉNEZ MARTÍN Los jardines de

Maúnat al-Zahm'

Pág. 81

ANA LABARTA - CARMEN BARCELó Lwfuentes árabes sobre al-Zahra': estado de la

cuestíón

Pág. 93

MANUEL OCAÑA JIMÉNEZ Coniileraciones en tomo al próIogo de la obra oMattnat al-Zahra'. Arquitectura y decoraciónr, de don Félix Hemández

Ciménez

Pág. 107

GUILLERMO ROSSELLO-BORDOY Algunas obseruaciones sobre la decoración cerámica en uerde y

.

Pág. 125

ESTUDIOS

ANTONIO VALLEJO TRIANO El baño próximo al salón de 'Abd al-Ra\man

.

manganeso

III

Pág. 141

CRóNICA DEL CONJUNTO

ANTONIO VALLEJO TRIANO Crcinica años

1985-87 '

Pá9. 169


1.as

JORNADAS SOBRE MADINAT AL-ZAHRA' PONENCIAS


ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA DECORACTóN CERAMICA EN VERDE Y MANGANESO GUILLERMO ROSSELLó-BORDOY

n el estudio de las cerámicas de época islámica en uso en al-Andalus, bien por fabricación propia, bien llegadas a nuestro solar por vía comercial, hemos pasado, en unos pocos años, de una etapa de casi absoluta ignorancia a un momento de plétora de hallazgos que, a decir verdad, han producido como una especie de empacho, ante el cúmulo de materiales que, en los últimos veinte años, han ido manifestándose, con una regularidad asombrosa Si volvemos la vista atrás, fue en 1967 cuando los hallazgos de Palma de Mallorca (1), en calidad y cantidad suficiente, se unieron a los hallazgos clásicos de Ilbira y a|-Zahrá' (2), permitiendo iniciar esta etapa renovadora.

En este período, tengamos bien

presente,

que hemos pasado de cero (dejando de lado ambiguas definiciones) a poder identificar, al menos, de siglo en siglo, la producción cerámica y desde tiempos muy recientes es factible identificar por anáüsis formal y temática decorativa los diferentes centros productores. La gran cantidad de hallazgos que Balaguer (3), Toledo (4), Valencia (5), Extremadura y Meseta Central (6), Setefilla (7),Leida (8) y más recientemente Zarugoza (9) y Murcia (10) han incorporado a los hallazgos modernos de Mallorca, nos permiten apuntar a una difusión general de este tipo decorativo que abarca prácticamente

todo el ámbito geográfico andalusi por otro

lado su cronología parece estabilizarse en torno a dos siglos: el X y el XL Fenómeno que en puntos concretos del Magreb parece correr por senderos parecidos, al menos cronológicamente. Estas circunstancias: gran cantidad de hallazgos, diferencias formales y estilísticas, nuevos

centros productores, obligan al investigador a constantes revisiones de sus ideas y de sus planteamientos, pues es preciso tarntzar con cuidado la información a fin de establecer una línea de planteamiento segura que nos permita establecer unas conclusiones válidas.

Es quiás, por esta circunstancia, que, en el momento actual nos encontremos ante una etapa de balbuceos, sujeta a constantes revisiones y cambios que, para el profano puedan parecer inadecuados y poco serios, pero la investigación nace precisamente a partir de este momento en que los materiales, abundantes, son suficientes para contrastar opiniones, aunque un nuevo descubrimiento puede hundir una teoría y obligar a reestructurar las argumentaciones de un modo absoluto. Sin embargo los avances obtenidos a 1o largo de este período, más de veinte años de investigación y la bibliografia, copiosa desde 1978, han ido aportando, grano a grano, una información que permite establecer unas bases o esquemas para determinar un encuadre morfológico, estilístico y cronológico de muchas manifestaciones

725


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innumerables ocasiones y la ha defendido con argumentos sólidos pero discutibles, la producción palatina de el-Zahrá' tuvo como medio de difusión el constante transvase de gobernadores de las marcas que, en época califal, pasaban de un lugar a otro con una rapidez escalofriante. Al asignar una marca fronteriza a uno de los magnates cordobeses el nombramiento iba acompañado de dones especiales, entre los cuales le cerámica de lujo pudo ocupar uno de los lugares de honor. Esto explicaría la presencia del verde y manganeso palatino en ciudades alejadas del cen-

tro de poder. La cerámica de el-Zehrá', además, suele llevar como elemento decorativo, nombres de mujer, la !'áriyas del harén califal, que ocuparían sus ocios decorando la cerámica La donación de estas obras singulares sería una muestra más del afecto del soberano hacia sus amigos que iban a representarle en las zonas conflictivas. La teoría es váüda y en especial tiene un valor poético que la arqueología no puede atender. Puede ser una reaüdad, sin duda, pero no es una regla inmutable, pues las cerámicas en verde y manganeso que vamos hallando en la periferia de al-Andalus se parecen a las de al-Zahra',ttnto por su forma como por su decoración especialmente por su técnica pero no son IGUALES, en verdad presentan semejanzas, están inspiradas en sus temas y formas, pero estilísticamente son diferentes. Lo cual no invalida la presencia de cerámicas de al-Zahrá' en estos hallazgos periféricos, del mismo modo que aparecen cerámicas de Ilbira, concretamente en Mallo¡ca.

Esta circunstancia motivó que, años

atrás,

propusiera la posibilidad de una expansión de las técnicas formales y decorativas de al-Zahrá'impuesta por motivos socio-políticos (24). Hoy tal vez no acepte su validez con la fuerza con la que la planteé, pero no he conseguido pruebas que me obliguen a abandonarla. Mi hipótesis se planteaba del modo siguiente:

en el momento de la fitrn, que pone fin al califato de Córdoba y da origen a los primeros taifas, los soberaños de al-Andalus desmembrado, acogen bajo su amparo a políticos, literatos, alemas y faquíes épor qué no ocurriría algo similar con los artesanos especializados? (Jn buen ceramista podía tener <Si

igual cobijo en una corte ilustrada de taifas que un buen poeta o un calígrafo eminente>. Creo que esta hipótesis sigue siendo válida, pero con un punto de partida concreto; entre 1008 y 1036, es decir en el momento que se produce el colapso califal y se generan los nuevos estados taifas. En síntesis es aceptable para el siglo XI... pero éQUE OCURRIO CON LAS

CERAMICAS EN VERDE Y MANGANESO halladas en la periferia de al-Andalus, a la moda de al-Zahrá', pero con elementos característicos que la diferencian de la producción palatina? y que cronológicamente corresponden al siglo X, es decir antes de la FITNA. Esta diáspora de ceramistas tuvo que producirse antes de la revolución. El wali desplazado a la periferia por el califa pudo llevar en las acémilas que portaban su bagaje la producción áulica, pero también pudo llevarse, como parte integrante de su séquito, al alfarero especialista que establecido en Toledo, Zaragozz, Valencia, Murcia, Málaga, Mallorca se dedicara a reponer sus vajillas a la moda de al-Zahra'pero con nuevos elementos propios que diferencian de un modo especial las producciones que poco a poco a vamos conociendo. éCuál de los irlanteamientos será el adecuado? Por ahora es prematuro pronunciarse. N.ecesitamos análisis químicos de los soportes cerámicos, pues la composición de los barros nos dará elementos diferenciantes que permitirán definir el origen local de las arcillas. La aplicación de la decoración, si bien es importante, queda en un lugar secundario. La aparición de verde y manganeso en Tole-

do y Valencia obügó a reinterpretar los hallazgos. Ahora es Murcia la que se une al grupo, hace unas semanas fiie Zaragoza, materiales que aún no he podido estudiar. Setefilla y Lérida, así corno Benetüser han aportado cerámicas que, por el perfil de sus piezas hay que situarlas en el siglo X, tienen un aire cordobés, pero no lo son Así pues considero aceptable pensar que la producción en verde y manganeso se diversificó ya, de un modo concreto, en plena época califal. A lo largo del siglo XI las producciones locales quedarían ya perfectamente definidas por sus aspectos estilísticos.


Dentro de este campo es quiás el caso de Mallorca el más definitorio. Las cerámicas en verde y manganeso salvo piezas puntuales que se pueden adscribir a Ilbira y al-Zahrá', halladas en Mallorca corresponde a una producción local con un tipo de ataifor, de perfil quebrado característico que no es frecuente en la Península La decoración geométrico floral es profusa yo diría que barroca, contrapuesta totalmente al esquematismo y sencillez propia de al-Zahrá'y diferente al predominio de temas zoomórficos que caracterrzan la producción de Ilbira. En 1982 en Toledo al celebrarse el II Coloquio Internacional de Cerámica Medieval (25) pude identificar determinadas piezas halladas en Pisa y publicadas

magistralmente por nuestras colegas GRAZIELLA BERTI y la recordada LIANA TONGIORGI (26), como de producción mallorqui-

tuvo un final feliz pues graal esfuerzo común con los colegas italianos

na. Esta suposición cias

fue posible analizar las pastas de las cinco piezas halladas en Italia y cotejarlas químicamente con fragmentos del testar mallorquín fechable en el siglo XI (27).La identidad de los barros, el análisis de las formas y el cotejo de los temas decorativos reflejó de inmediato el origen mallorquín de estas piezas. Con ello podríamos documentar la producción en verde y manganeso en el estado taifa de Mallorca. Es indudable que el proceso de análisis debe

de continuar, pues sin un estudio completo que permita comparar los hallazgos de los diferentes puntos que día en día, nos dan a conocer producciones locales nuestra investigación poco tendrá de válida. Pasemos a otro tema

Los rnotivos decorativos Antes de iniciar este apartado quiero recalcar que me referiré al verde y manganeso sobre o bajo cubierta, sin diferenciar las variantes que la aplicación del vedrío decorativo, antes o después de la capa impermeabilizante, puedan producir. Tampoco atenderé a los problemas producidos

por la técnica de cuerda seca, que uriliza también el verde y manganeso más otros colores y que plantea problemas similares, sin embargo el tratarse de una técnica que no está representada en r28

Mallorca (cuatro fragmentos entre varios centenares de piezas esrudiadas) no he tenido ocasión de centrarme en ella y no puedo opinar sobre su problemática. Según la magistral definición de MANUEL CASAMAR (28) ia cuerda seca se obtiene aplicando a la decoración cerámica la técnica del esmalte tabicado (ocloisonneé> según la terminología habitual), los límites obtenidos con un ele-

mento graso impiden el corrimiento de los colores que no pueden traspasar sus alveolos. La cocción al eliminar la grasa y vitrificar los óxidos aplicados deja la característica superficie en relieve, delimitando los espacios de color. La técnica en verde y manganeso prescinde del elemento graso para delimitar los colores. Estos se aplican a pincel bajo o sobre los óxidos de cobertura y dan lugar a una variada temática decorativaEl proceso de fabricación sería:

-

Modelado de

la pieza

deshidratación cochura del soporte (labor propia del alfarero).

En estricta teoría cada aplicación de color exige una nueva cochura, pero ésto es un artificio que dudo haya sido utilizado nunca, hasta el punto de que el apartado de deshidratación del soporte es suficiente para dar la consistencia necesaria al barro y ahornarlo con la capa impermeable, blanca en nuestro caso a base de óxidos de plomo o bien óxidos de estaño, aplicada sobre el barro verde.

La experiencia actual nos indica que la pieza torneada y deshidratada recibe la impermeabilización y los temas decorativos ala vez y con una cochura única es suficiente. Al menos éste fue el proceso seguido por los alfareros mallorquines que reprodujeron el plato de la liebre, procedente de Ilbira, que conserva el Museo de Mallorca. Sin embargo entre los desechos del testar del palacio Desbrull (29), escombrera de una alflrería en acción en el siglo XI aparecen piezas defectuosas de cochura sin indicios de vedrío alguno: ni capa impermeabilizante ni tema decorativo. Por ello no es aventurado pensar que en aquella época eran frecuentes dos cochuras. Algo similar se desprende del horno de Zaragoza excavado por Antonio Mostalac (30).


Compete al decorador la aplicación de los óxidos de cobertura por inmersión o aplicación a la brocha. Pensemos que en los siglos X y XI las cerámicas en verde y manganeso impermeabilizan su haz en blanco, mientras el envés aparece en verde, melado, o amarillo, por lo general.

Finalmente

el tema decorativo se traza

al

pincel. Los rasgos fundamentales en manganeso,

que produce un trazo oscuro

y los rellenos en

verde.

En el caso de la decoración bajo cubierta se invertirían los términos: primero la decoración y luego la cobertura vitrificante. Esto lleva anejo un riesgo: el corrimiento de los colores de la decoración. Problema que no puedo tratar pues en la acrualidad los alfareros de Mallorca no 1o utilizan. Me imagino que la pericia de un buen artesano obviaría estas dificultades.

La utilización de elementos vitrificantes

es

antigua, al menos en época romana ya se da, raramente en verdad, pero aparecen piezas vidriadas en verde monocromo. La cerárnica bizantina, tan mal conocida, utiliza el sistema y en alAndalus lo podemos rastrear a partir del siglo X, adelantarlo al siglo anterior, me parece prematuro.

Formalmente el recipiente que recibe, con más frecuencia este

tipo de decoración

es

el atai-

for o

zafa (en Portugal recibe el nombre de MALGA, resurrección afortunada de un vocablo arcaico, en desuso hoy, que hizo José Luis de Matos (31) al estudiar los materiales del Cerro da Vila en el Algarve). Los tipos formales son muy claros. ATAIFOR 0 (no constatado en Mallorca) y que por tanto no pude introducir en mi sistematización. Se trata de una pieza concoide de labios rectos, sin reborde, paredes ligeramente curvas, algo abiertas y base convexa sin ningún tipo de

repie o solero. Es la forma más común de alZahra'y posiblemente de Ilbira aunque el perfil exacto de los ataifores de Ilbira nos sea desconocido. Se constata en Cerro da Vila en Portugal. En Valencia no aparece y en Setefilla no se puede identificar con certeza, pues faltan soleros enlazables con este tipo de bordes. Algo similar podría decirse de los materiales de la Alcazaba de Badajoz. Podría enlazar directamente con el tipo

característico de gran pátera tardorromana de si-

gillata clara (fig.

1)

ATAIFOR I, concoide, de labio exvasado, paredes curvas, base convexa con solero muy bajo y de diámetro grande. Es raro en al-Zahra', aunque exista; muy frecuente en Valencia; y en Mallorca, salvo piezas importadas, no es frecuente. Su perfil entronca con las cerámicas chinas y su rastro es muy f;ícil de seguir desde Persia hasta el Atlántico entre los siglos VIII y IX. Está presente en Caños de Meca y en Vascos (fr9.2) Otra forma califal sería el ATAIFOR III que recuerda al tipo 0 pero de gran tamaño, paredes curvas bien torneadas, labio recto y solero bajo y ancho, que hailamos en Mallorca y posiblemente en la Alcazaba de Badajoz [Jna variante con borde engrosado

frecuente en Benetüsser. las variantes que puedan detectarse son numerosas y con toda seguridad documentarían diferentes talleres o lugares de producción distintos. A este respecto quisiera hacer un inciso. Mi sistematüación cerámica ha tenido un éxito, digamos que inmerecido, pues se refería en exclusiva a la cerámica hallada en Mallorca, importada en algunos casos y fabricada en la

Como

es

es

lógico

Isla en la mayoría de ellos. Veo que ha sido adoptada por muchos investigadores que la siguen como si fuera la Biblia, lo cual es un error,

un tremendo error, pues las variantes locales pueden ser tan importantes que a la larga han de distorsionar mi esquema introduciendo un sinnúmero de variantes y subvariantes que puedan convertir en inoperante el esquema tipológico propuesto. A lo sumo lo que resta es la seriación y ésta, en algunas ocasiones ha tenido que ser retocada y afrnada. Como me considero inductor al pecado en muchos casos quisiera que Alláh me perdonara al inducir a error a los nuevos investigadores que tan amablemente me siguen y aceptan a pies juntillas mis teorías. Los tipos II y IV corresponderían a formas desarrolladas a lo largo del siglo XI y tal vez hasta inicios del siglo XII. En el XIII y XIV los ataifores no serán más que modificaciones de los cinco tipos básicos hasta hoy identificados. El tipo II corresponde a un vaso abierto, de perfil quebrado: paredes rectas con reborde que enlazan con la base curva que tiene un solero bajo y ancho. Es una forma africana que tendrá 729


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sn mayor desarrollo en Mallorca (32) y se halla presente en Valencia (33), esporádicamente la vemos en Setefilla y Mértola (34), pero sus variantes más conocidas hay que buscarlas en el norte de Africa (35): Túnez y Qayrawán (figs. 3 v 4). La decoración califal está representada por las

dos técnicas bien definidas hasta hoy: al-Zahrá': austera, simple, ocupando una faja central o un reducido espacio de la superficie a decorar quedando amplias zonas en blanco. Los temas son también muy simples: epigráficos, rectilíneos, vegetales y geométricos. De momento la única información publicada es la de Pavón que peca de excesivamente esquemática (36). Faltan los

elementos zoomórficos o son muy escasos; sin embargo las firmas de los decoradores son muy frecuentes.

En Ilbira (aunque las piezas genuinas de llbira sean muy pocas), el tema decorativo tiende a ocupar todo el espacio. El zoomorfismo de Ilbira es de una fantasía y calidad insuperable. Por ahora los centros arqueológicos que hap proporcionado decoración en verde y manganeso son los siguientes:

Cerro da Vila en el extremo atlántico con elementos atribuibles a al-Zahrá'y a Ilbira. - Mértola en el Guadiana presenta las mismas características si bien hay grandes importa-

-

ciones norteafricanas.

- Setefilla con decoración geométrica y vegetal sin raíces en lo de al-Zahrá'y con una cronología inestable. - Toledo con elementos decorativos pro-

pios enraizados en lo cordobés, con un predominio excepcional de la cuerda seca. - Alcalá de Henares.

-

Badajoz.

Gormaz. Vascos.

Talavera.

Valencia con elementos propios y cordo-

beses.

-

Benetüsser con elementos propios

y for-

mas cordobesas ya evolucionadas a consecuencia de la aparición del repie y los bordes engrosados.

\32

Lérida con elementos propios y, Pisa que recoge la producción de todos los

centros productores: Egipto, Norte de Africa, Mallorca, al-Andalus peninsular. Los recientes hallazgos de Murcia y Zaragoza que aún desconozco amplían el cuadro de una forma muy extensa y no hacen más que confirmar la dispersión de los productores y que esta dispersión puede ser bastante antiguaParaJ. Zozaya (37) que conoce perfectamente los hallazgos de la meseta entre Duero y Tajo, la hipótesis monogenista de un centro productor con una ampüa capacidad de difusión no puede ser aceptada y se decanta hacia múltiples centros productores, de ámbito local a veces restringido, muy restringido, donde, esporádicamente existe la posibilidad de encontrar un elemento temática procedente de al-Zahrá'o de llbira, bien sea importado, bien sea imitado. A este respecto es muy útil su último hecho en colaboración con M. Retuerce.

Quisiera tan sólo añadir algunos comentarios sobre la producción mallorquina del XI aplicada básicamente al ataifor ripo II, con urtlts características especiales basadas en un barroquismo

exagerado. Elementos geométricos enlazados con temas vegetales y florales ocupan toda la superficie a decorar, con una tendencia al <horror vacui>. Se mantiene el esquema en cruz, de raíz cordobesa, pero sobrecargado de elementos y es característico en las paredes la alternancia de trazos verticales agrupados por colores. Entre estas piezas mallorquinas destacan las

de barcos, definidas por dos ataifores hallados en Pisa, corresponfastuosas representaciones

diente a la serie recientemente autenticada, que nos aportan un documento gráfico excepcional que incide en la arquitectura naval y que no es el momento glosar. El decorado en verde y manganeso, del mis-

mo modo que aparece de súbito, desaparece y, a lo largo del Siglo XII coincidiendo con la hegemonía de las soberanías africanas: almorávides primeró, almohades luego, observamos un eclipse casi total en la decoración del servicio de mesa. Esto 1o he intehtado explicar a través de la austeridad islámica, renacida con el acceso al poder de estos movimientos integristas que predican, y predican con la fuerza de las armas, un retorno hacia lapureza coránica primigenia.


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4: Atafor tipo IIa: 1) Hallada en al-Zahra'. Fig.

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Hallado en llblra (Según Cano). Hallado en Ceno dal4la (Según Matos). Producción de Qala'de los Banu Hammad hallado en Mallorca (Según Roselló-Bordoy).

Fs el único tipo que hallamos en yacimientos tanto orientales como occidentales, aunque sea en proporción

escaa. De momento no

134

es

posíble determinar w posible orígen.


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Estas razones, sin embargo, no acaban de convencerme, pues si el verde y manganeso deseparece de los ataifores, a partir de ahora decorados en verde monocromo, se mantiene en la cuerda seca parcial con temas vegetales y geométricos que, si bien no pueden calificarse de austeros, no atacan a la ortodoxia coránica- El siglo XII será una época de evolución en las formas del servicio de mesa que se complican y modifican sustancialmente: perfiles más acusados, rebordes complejos, soleros altos y de escaso diámetro. En la evolución de los aspectos formales observada en esta época tendremos la base para encuadrar la cerámica común nazerí que, en líneas generales, seguirá la línea morfológica impuesta por los almorávides, seguida por los almohades y diversificada a partir del segundo tercio del siglo

XIII. En Mallorca he podido constatar un renacimiento del verde y manganeso en los últimos momentos de la época islámica (primer tercio del siglo XIII). Se trata de ataifores del tipo III variante a, de menor tamaño del prototipo que rastreamos en época califal y conocemos en época de taifas, caracterizaü por un solero anular, alto, de escaso diámetro y perfil curülíneo. A veces presenta agujeros de suspensión.

La decoración, geométrica es complicada, con tendencia a cubrir todo el espacio decorable, pero de trazado muy tosco y factura poco elegante. Hallamos entre estos ataifores inscripciones cursivas, en escritura nasji no cúfica, que como es sabido se introduce en al-Andalus a fines del siglo XII con lo que tenemos un precioso elemento para precisar su cronología. Si estos ataifores son producción andalusí o importados del Magrib no ha sido posible definirlo de momento. Su temática decorativa recuerda el mundo, bereber, de carácter popular, sin la perfección artística de las decoraciones qayrawaníes del siglo X.

Como colofón hay que recordar que en el siglo XIII a medida que los monarcas de la corona de Aragón ocupan tierras islámicas reaparece con fuerza el verde y menganeso. Cataluña, Valencia, Teruel, son importantes centros de producción con características bien definidas. Esta prodrrcción se rastrea en el Sur de

Francia y en Itali4 producto de alfares propios, con temas específicos, perfectamente definidos

que permiten identificar con claridad los diferentes centros de producción Tras una recesión muy larga volverá a rena-

cer en Mallorca

y Teruel la moda del verde y XVII y

manganeso, pero ésto ocurrirá en el siglo queda muy lejos de nuestro tema-

NOTAS

*

Redactado este texto como una simple conferencia los organizadores del coloquio consideraron oportuna su publicación. Ante ello he preferido dejar el texto tal cual, añadiendo simplemflte el oportuno aparato crftico que se reseña en las notas que siguen, introduciendo algunos comentarios sobre aspectos particulares.

1. Los hallazgos de Mallorca fueron dados a conocer en el Semminaire de Flammamet sur la cerá.mica méditerranéenne, celebrado en Túnez en 7973, al no pubücarse sus act¡s se pubücó un resumen: <I-¿ cerámica árabe en Mallorco en Mayurqa, 74 (Palrna 1975) pp.215-230.Tnb{os del Museo de Mallo¡ca 20. Esta publicación fue un simple avance a los siguientes estudios sob¡e la cuestión 2. Ias primeras referencias habría que buscarlas en los trabajos cláicos de Velízquez Bosco:, Medina al-Zahrá y Gómez Morerro,padre: Medina ftira (1888), sin embargo los primeros trabajos, sistematizados con criterio arqueológico son los de Carnps C.azorla: Cerámi¡a y ufulrios de Meilina Azahra (Córdoba)y Cerámica musulmana ile Málaga ambas pubücx en Adquisiciones del

Museo Arqueológico Nacional (1940-1945) Madnd" 1942 y Eguatxlbáñez I-a cerámica de Elviu en M-lvl" Arq. Provinciales, 6 (1945} Como corpus gr:ífico hay que acudir a IVI" Gómez Moreno: El atte árabe eEañol hasta (os almohades pubücado en Ars Hispaniae III (Madrid, 1951) si bien estos materiales se valoran únicamente a partir de sus aspeqtos estilfsticos sin atender a sus valores formales Dentro de los trabajos primerizos hay que recordar la memoria de Mergelina

Bobutro:

a rafz de sus trabajos en

Memoia de las excaneiones realizadas en las Mesa ile Wllaverile (El Chom, Málaga) en InformesJS.EA., 89 (Madri¿ 1927). Este trabajo se complementa con la revisión Bobastto,

reciente de Isidoro Lozano García: <Ce¡ámicas procedentes de Mesas de Villaverde (El Chono, Málaga) en el Museo Arqueológico Nacionab en B.A.E.O,, 20 (Madri{ 19 84), pp. 359 -37 1. 3. Los primeros [¡ellazgos de Balaguer los reseña Luis Díez Coronel La abazaba de Balaguer y st palacio árabe del síglo XI CS.I.C. Iy''rjda" 1969. La intervención de Manuel Ocaña Jiménez no creo llegara a pubüca¡se nunca Siguen luego los trabajos de: D:da, Dorothea <Keramik und Glassfunde auf der Burg von Balaguero en Ewert, Chistiarr lslar¡rsrhe Funde in Balaguer (Berlin, 197 1), pp. 25 1-268. Giralt Balagueró,Josep: fu cerámica andaluina de Balaguer. l|v4.emoria de Licenciatura defendida en el Estudi General de Lleida en febrero 1986 (inédita). 4. Aguado Villalba José: La cerámia hiqano-musulmana

de Toledo.

Madrid 1983. Martínez Lillo, Sergio: <Plato con motivo zoomórfico

Iayoo

en ,4l-Qantara 6

(Madrid 1985),

de

pp. 491-502.

Izquierdo, Ricardo: <Excavaciones Arqueológicas en la ciudad hispano-musulmana de Vascos (Toledo) en ff,4.H 7 (Madrid 197 9) pp. 249 -392 y N.A.I4 1 6 (Madrid, 1 983), pp. 289-380.

135


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Sobre Mertola véase:

II Coloquio Internacion¿l de Cerámica Medieval celebrado en Toledo en 1981 (el pie de imprenta Madri{ 1986, es engañoso, pues realmente llegó a nuestras manos poco antes de la indicadasJornadas). En estas mismas fechas pudimos ver, casi de refi1ón, las Actas del II Congreso de Arqueología Medieval, celebrado en enero de 1987, y aparecidas en noviembre del mismo año, con una celeridad desacostumbrada, aunque su distribución, al menos para los que no frecuentamos el centro de la Península deja bastante que desear. Ia amplia serie de trabajos aparecida en estas dos publicaciones obligaría a revisar algunas de mis afirmaciones, si bien no afectan al contenido general de mi exposición. Sin embargo considero, en estrictajusticia, incluir las siguientes referencias biblioperadas Actas del

Torres, Claudio: ([Jm lote cerámico da Mértola islámico en Actds I C.A.M.E. (Huesca" 7985) Zaragoza,1987, tomo IV, pp. 193-228. Torres, Claudio: A Alcágoua de Méttola. Mérto\17982. 35 Berti y Tongiorgx I bacini ceramici delle chiese di pba. Daoulatü, A: (Poteries et ceramiques tunisiennes> (Tunis, I.N.A.A., 1979).Utt1, desde el punto de vista estilístico, aunque no publica los perfiles cerámicos. 36. Pavón, Basilio: <Notas sobre la cerámica hispano-musulmanao en A.A. 32 (Madrid-Granada , 1967), pp. 415-437. Pavón Maldonado, B: <La loza doméstica de Madinát al-Zahrá> en A.A. 37 (1972), pp. 191-227. 37. Zozaya,J. y Retuerce, A: <Variantes geogr:íficas de la cerámica omeya andalusí: los temas decorativos> en l-a cetámica meilíeudle

gráficas que aportan puntualizaciones

nel meditenaneo occidentale. Firenza, 1986, pp.69-128.

Redactado e1 texto anterior llegan a mis manos las Actas del I Congreso de Arqueologra Medieval Española donde se pubüca una importante comunicación de Fernando Valdés sobre los orígenes del verde y manganeso. El trabajo es fundamental pues recoge con paciencia benedictina los yacimientos orientales y norteafricanos que han proporcionado cerámicas de este

tipo, digamos

arcaicas (siglos

X-XI)

Olmo Enciso, I¿uro: <Nuevas

Abellín; Espinar; Carreras y Blanco: <Cerámica hispanomusulmana de la provincia de Cídiz P¡imeras piezas halladu

en el yacimiento de Los Caños de Meca> en Actds II C.C.M.M.O. Toledo, 1981 (Madrid, 1986),pp. 141-147. De Matos, José Luis Martins: <Céramique musulmane du Sud de Portngal> en Actas II C.A.M.M.O. Toledo, 1981 (Medrid 1986), pp. 149-154.

traso habirual en nuestras pubücaciones (Congreso celebrado en 1985, Actas aparecidas en 1987) por io que se refiere a la Peníruula Ibérica debe contrastarse con la cartografia de Zozaya y Retuerce (mapa 7) del coloquio de Siena (celebrado en 1984 y publicado en 198ó). al-Zahrá' en noviembre de 1987 salían

a la

I

C.A.M.E. Huesca, 1985 (Zaragoza, 1986), pp. 229-142. Izquierdo Benito, Ricardo: <Tipologír de la cerámica hispanomusulmana de Vascos (Toledo)> en Actds II C.C.M.IuIO.Toledo, 1981 (Madrid, 1986), pp. 113-125.

materiales norteafricanos que expücaían el reflujo hacia Oriente después del siglo XI no presentan una cronologú segura- Es indudable que el texto de Valdés, pubücado con el re-

d¿s de

datas para el estudio del asenta-

miento hispano-musulmán de Mesas de Ast¿n en Actas

en un intento de determi-

este tespecto es preciso añadir que al celebrarse las

mi escrito.

Torres, Claudio: dJm lote cerámico da Mértola isHmico en Att ds I C.A.M.E. Huesc4 1 98 5 (Zat agoa, 1 986), pp. 19 3-228.

nar los posibles orígenes de esta técnica que, indudablemente no fue exclusiva de al-Andalus. I¿ hipótesis sobre el origen y la ulterior expansión de la técnica, es digru de ser tenida en cuenta, si bien necesia del debido contr¡te, pues gran parte de los

A

a

y

Granell, Hele¡ra <I¡s safes dels estras II i III de Shadfilah, en Actas I C.A.I\4E Huesca, 1985 (Z,aragoa, 7986), pp.149-192.

Ki¡chner

krma; Miralles y Soler: <Cerámicas musulmanas de Sanr Esteve, Valenaa>

de El Tosalet

enAüa II C.C.M.M.O. Toledo, 19g1

(Mad¡i{ 1986), pp. 155-163. I¿s actas del II Congreso de Arquéologír Medieval Española, como he indicado, no han llegado a mis manos.

f.ilJorna-

luz las tan es-

I 137


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