Trabajar la competencia espiritual supone abarcar los cuatro niveles de la misma, inclusivos y no exclusivos: espiritual básico, espiritual trascendente, espiritual religiosa y espiritual confesional. Partir de la propia persona y de sus vivencias más cercanas para, después, ir transcendiendo, es condición indispensable. De las experiencias, en la competencia básica, pasaremos a la búsqueda de preguntas y de respuestas en las trascendente y religiosa, para regresar a lo vivencial, de nuevo, en la confesional. La propuesta planteada es para niños entre 5 y 7 años, por lo que prima el carácter lúdico, alegre, cercano y basado en lo que ellos piensan, sienten y hacen.
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