"El baile cambió mi vida. Por primera vez sentí que hacía algo que me gustaba", recuerda Shampa Roy, de 18 años. Shampa , nacida en Calcuta, capital del estado indio de Bengala Occidental, creció entre orfanatos desde los cinco años, tras la muerte de sus padres. "Siempre estaba enfadada, no sé por qué. Pegaba a las otras niñas a la mínima provocación, la gente me evitaba. No respetaba ni a los profesores ni a la gente mayor", confiesa. Hasta que descubrió la danza. Shampa se dio cuenta de que podía expresar sus inquietudes internas a través de pasos de baile. Explica que fue un descubrimiento que la llenó de alegría.
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