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Resumen de Chronostratigraphy of the Middle-to-Upper Paleolithic Transition in the Iberian Peninsula

João Zilhão

  • español

    La compleja historia medioambiental del estadio isotópico 3 lleva implícito que, en cuevas y abrigos, los depósitos correspondientes al período de transición entre Paleolítico Medio y Paleolítico Superior pueden haber sido significativamente alterados por procesos sin- y posdeposicionales. En consecuencia, para poder valorar correctamente el tiempo y el modo de dicha transición, es imprescindible realizar un estudio tafonómico detallado de las secuencias, de la integridad estratigráfica de los niveles arqueológicos, de la composición de los conjuntos industriales y de la relación existente entre muestras seleccionadas para datación y los acontecimientos o procesos que supuestamente deben datar. Pasando los yacimientos «clave» de la Península Ibérica por este filtro tafonómico y reduciendo los resultados cronométricos obtenidos a través de diversos métodos de datación a una escala temporal única, medida en años de calendario y teniendo en cuenta los correspondientes niveles de incertidumbre estadística, se obtiene una imagen bastante diáfana de lo que sucedió durante este período. Las regiones localizadas al norte de la divisoria del Ebro siguen el modelo europeo. Aquí, la transición es un proceso en dos etapas, empezando por la aparición de culturas asociadas, sin lugar a duda, a poblaciones neandertales y cuya tecnología, propia del Paleolítico Superior, está bien enraizada en tradiciones del precedente Paleolítico Medio (en el caso del norte peninsular, ese primer Paleolítico Superior es el Chatelperroniense, conocido desde Morín, en el oeste, hasta l'Arbreda, en el este); hace aproximadamente 42000 años (fecha calibrada), es decir, en época que coincide con la aparición del hombre moderno en el registro fósil europeo, tales culturas son reemplazadas, a su vez, por el Proto-Auriñaciense. Al sur de la línea divisoria del Ebro, sin embargo, sobreviven durante varios milenios culturas del Paleolítico Medio que en diferentes yacimientos están asociadas a fósiles neandertales y que terminarán siendo reemplazadas por el Auriñaciense Evolucionado o Auriñaciense II; desde Alicante, en el este, hasta Portugal, en el oeste, esa substitución ocurre, como muy tarde, hace unos 35000 años (fecha calibrada). El registro paleoambiental sugiere que la supervivencia prolongada de las culturas neandertales del Paleolítico Medio en el sudoeste de la Península Ibérica está relacionada con un largo periodo de mejora en las condiciones climáticas, las cuales, al menos en las zonas del litoral, pueden haber favorecido la expansión de los bosques.

  • English

    The complex environmental history of Isotope Stage Three carries the implication that cave and rockshelter sites containing deposits from the time ofthe Middle-to-Upper Paleolithic transition must have been significantly affected by syn- and post-depositional disturbance processes. A detailed taphonomic critique of the stratigraphic successions, of the integrity of archeological levels, of the composition of industrial assemblages, and of the associations between samples selected for dating and the events or processes they are supposed to date is therefore an absolute requirement in assessing the tempo and mode of that transition. Once the evidence yielded by the key Iberian sites is passed through such a taphonomic filter, and the chronometric results obtained by different dating methods are reduced to a single, calendar timescale, and taken with due consideration of the inherent level of statistical uncertainty, a rather clear picture emerges. Regions located north of the Ebro divide follow the general European pattern, where the transition is a two step process featuring, first, the emergence out of local Middle Paleolithic roots of different Neandertal-associated early Upper Paleolithic technocomplexes (in the case of northern Iberia, the Chatelperronian, known from Morín, in the west, to l'Arbreda, in the east) and, second, the replacement of the latter by the Protoaurignacian, which takes place ca. 42 ka BP (in calendar years), i.e., at about the time when modern human populations are first recorded in Europe. South of the Ebro divide, a Neandertal-associated Middle Paleolithic survives for several millennia more, and is eventually replaced by the Evolved Aurignacian (Aurignacian II), an event that, from Alicante, in the east, to Portugal, in the west, takes place no later than ca.35 ka BP (in calendar years). The paleoenvironmental record suggests that this delayed survival of Middle Paleolithic Neandertals in southwestern Iberia is related to a prolonged period of ameliorated climatic conditions that, at least in littoral areas, may have favored the expansión of woodland landscapes.


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