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Sentido educativo de la evaluación en la Educación Secundaria

  • Autores: Santiago Castillo Arredondo
  • Localización: Educación XX1: Revista de la Facultad de Educación, ISSN-e 2174-5374, ISSN 1139-613X, Nº 2, 1999, págs. 65-96
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • Sentido educativo de la evaluación en la Educación Secundaria.

      La evaluación ha adquirido en los últimos tiempos una gran relevancia en todos los ámbitos de la sociedad y, por tanto, también en el educativo. La evaluación dentro del ámbito educativo ha adquirido tal importancia, que en la actualidad ha pasado a ser considerada como uno de los elementos que garantizan la calidad del sistema.

      Pero no en todas las etapas del sistema educativo tiene la evaluación los mismos objetivos ni se pone en práctica bajo la misma modalidad, debido a las diferentes características de cada una de ellas. Con respecto a la etapa de Educación Secundaria, la LOGSE y los Decretos que la desarrollan presentan una evaluación acorde con las características de la misma. Al tratarse de una etapa de escolaridad obligatoria y de carácter comprensivo, y al estar explicitados sus objetivos en términos de capacidades, la evaluación asume en esa etapa el compromiso no sólo de ser garante de un adecuado desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje de todos y cada uno de los alumnos, sino que, además, debe proporcionar al profesorado los elementos de juicio suficientes para permitirles decidir sobre el grado de consecución de dichos objetivos, en cada momento del curso y conforme a la situación de cada alumno.

      La evaluación concebida de esta forma está en íntima relación con el principio de ¿atención a la diversidad¿, al que da coherencia y sentido. Atender a todos y a cada uno de los alumnos de forma personalizada supone para la evaluación asumir un contenido eminentemente didáctico y formativo ¿educativo en todo caso- que tiene por objeto el control y mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje.

      Para que este proceso pueda llevarse a cabo de forma satisfactoria, la evaluación ha de ser, en esta etapa, continua, procesual, criterial, formativa, sumativa y acreditativa. Su puesta en práctica requiere de la utilización de instrumentos de evaluación, variados y acordes con los diferentes tipos de contenidos que se pretende evaluar (conceptuales, procedimentales y actitudinales), instrumentos que deben permitir al profesor recoger la información pertinente y suficiente en cada momento del proceso.

      Aunque el proceso evaluador ha de ser continuo, la evaluación adquiere diferentes características y se realiza en diferentes momentos: a) Al inicio del curso: Evaluación inicial-diagnóstica. b) A lo largo del curso: Evaluación formativo-procesual. c) Al final del curso: Evaluación final-sumativa.

      La evaluación educativa, al hallarse inmersa en el diseño del curriculum de la etapa, centra su actuación en tres grandes ámbitos:

      Ámbito didáctico: ayudando a desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

      Ámbito psicopedagógico: ayudando a adaptar el proceso educativo de cada alumno a sus posibilidades personales: la promoción del escolar.

      Ámbito social: que pone de manifiesto, además de la función acreditativa de la evaluación que permite plasmar en determinados documentos el resultado final del proceso evaluador, las implicaciones legales y sociales que conlleva: la promoción escolar.


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