El conjunto arqueológico de Rodilla (Monasterio de Rodilla, Burgos) representado por un grupo nutrido de yacimientos constituye un ejemplo de intensa ocupación del territorio ya desde la Prehistoria, como corresponde a una privilegiada situación debida a hallarse en la divisoria de aguas entre las cuencas del Duero (río Arlanzón) y Ebro (río Oca). Durante la época romana fue, asimismo, mansio en la vía romana que iba de Asturica a Burdigala. Entre los diversos materiales obtenidos en prospección se hace hincapié de modo especial en un conjunto de materiales -cuya cronología abarca la Primera y Segunda Edad del Hierro- correspondientes a un cementerio cuyas características se sitúan a caballo entre los cementerios protohistóricos del horizonte del páramo burgalés y la cultura metalúrgica de los poblados y necrópolis de la Bureba.
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