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Panorama de la investigación del trabajo social en el ámbito de la salud mental (1970-2000)

  • Autores: Rosalba Tenorio, María Nanut Hernández
  • Localización: Salud mental, ISSN 0185-3325, Vol. 28, Nº. 4, 2005, págs. 18-32
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      El Trabajo Social es definido como una profesión que se ocupa del individuo inmerso en el tejido social, que vive de manera simultánea diversos problemas y carencias que afectan y alteran su desarrollo personal, grupal y comunitario. Por lo mismo, el trabajador social es un profesional capacitado para la atención y búsqueda de soluciones a determinados problemas de los individuos, de acuerdo con objetivos específicos y viables. Así, puede decirse que el objetivo del Trabajo Social es el bienestar del ser humano y en esto se incluye, desde luego, la promoción de la salud mental como una forma para la realización del mismo.

      En el presente artículo se hace una revisión de las investigaciones realizadas por los trabajadores sociales en torno a la salud mental en México, de 1970 al 2000. La elección de las fuentes documentales para dicho análisis incluye la Revista de Trabajo Social de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la (UNAM), la revista Salud Mental del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente; la Revista de Trabajo Social de la Asociación de Trabajadores Sociales Mexicanos A.C, y otras fuentes, como las publicaciones del Centro de Integración Juvenil (CIJ) y del Hospital Fray Bernardino Álvarez (HFBA).

      Para los efectos de este estudio, se trabajó con artículos aparecidos en las fuentes ya citadas, relativos a una investigación social, que contribuyeran a explicar un fenómeno social mediante la aplicación de algún método científico y, en consecuencia, del uso de un cuerpo teórico referido a un objeto de estudio, mediante una serie de procedimientos que son parte de la metodología científica y de otras disciplinas auxiliares.

      También se tomó en cuenta que el autor o coautor fuera un trabajador social; que los textos se hubieran publicado entre 1970 y 2000, y que se relacionaran con el ámbito psicosocial o con temas de salud mental que incluyeran una investigación de campo realizada y publicada en México.

      El trabajo social en México, como profesión, tiene su origen en la década de los años 1930, y en la década de los 40 es cuando surge el trabajo social psiquiátrico como una especialidad del trabajo social médico, en la que se desarrolla la investigación científica como parte de la especialidad.

      De esta manera puede decirse que el Trabajo Social Psiquiátrico ha sido influido por el Modelo Médico Hegemónico (MMH), caracterizado por un predominio biologicista, que atiende más a la enfermedad que a la salud y no a la prevención de trastornos, con una escisión entre la práctica y la investigación. Aunque hay adelantos al respecto, es mejor hablar de Trabajo Social en el ámbito de la salud mental porque este concepto es más integral.

      La salud mental puede definirse como la capacidad del individuo, del grupo y del entorno, para interactuar uno con el otro, de tal manera que se promueva el bienestar subjetivo, el óptimo desarrollo y la aplicación de las capacidades mentales para el logro de metas individuales y colectivas, todo esto encaminado al bienestar social y mejoramiento de la calidad de vida.

      Se publica un artículo por año, con variaciones en las diferentes décadas, como sigue: de 1970 a 1980 se tomaron 2, de 1981 a 1990 diecisiete y de 1991 a 2000 un total de dieciocho.

      La mayoría de las investigaciones (62%) se han realizado en el Distrito Federal; y en provincia, en los siguientes Estados: Estado de México, Nuevo León, Tamaulipas, Oaxaca y Jalisco.

      Destaca la Revista de la Escuela Nacional de Trabajo Social con el mayor número de publicaciones (33%); la mayoría de los textos (60%), hace referencia a diversos temas de drogadicción y de alcoholismo, en menor proporción se refiere a jóvenes, menores, violencia familiar, pobreza, mujeres, capacitación y deserción de pacientes de salud mental.

      De las investigaciones abordadas en el estudio, 23 casos (63%) son de tipo descriptivo; 7 (18%) de tipo exploratorio, 6 (16%) correlacionales y un caso (3%) de tipo explicativo.

      Los marcos teóricos se retoman de las ciencias sociales como la sociología; se utilizan categorías como proceso salud-enfermedad, migración, marginalidad, pobreza, familia, socialización, teoría de grupos, clases sociales, asistencia social. De la antropología se toman los siguientes rubros: teoría de género, cultura, indigenismo y migración; del Derecho, derechos humanos, antisocialidad, delito y criminología; de la medicina: epidemiología, salud, prevención, tratamiento, adicción, alcoholismo y finalmente, de la psicología: identidad, salud mental, migración, bandas juveniles.

      Las técnicas más utilizadas fueron la entrevista en sus diferentes modalidades, la observación, y la observación participante, y en cuanto a los instrumentos el cuestionario, la cédula de entrevista y el diario de campo.

      En 75% de las investigaciones las primeras autoras son mujeres, trabajadoras sociales, y en 25% hombres y mujeres con profesiones diferentes a la de trabajo social. De las autoras y coautoras, 49% tiene estudios de postgrado ya sea especialidad, maestría y en menor proporción doctorado.

      Los diferentes estudios relativos a la drogadicción documentan que los adictos provienen de colonias marginadas (asentamientos cuyos moradores son familias que perciben escasos ingresos económicos), con bajo nivel de escolaridad y jefes de familia subempleados; aunque algunas de dichas investigaciones se hicieron en poblaciones en condiciones de pobreza, éstas no presentan adicciones.

      Lo que marca la diferencia entre ambos grupos, consumidores y no consumidores de drogas y alcohol, son determinadas características específicas: en los consumidores en cuanto a la familia; modelo adictivo, desintegración familiar, comunicación inadecuada, incapacidad para demostrar afectos y emociones, padre presente-ausente, abandono del padre, orfandad, ausencia de los padres por trabajo, relación conflictiva entre los padres, violencia familiar y límites difusos. Entre las características sociales predominan las siguientes: pobreza, desempleo, migración, marginación, expectativas de una cura mágica, inicio del consumo de drogas a edades tempranas, estigma como forma de conservar la identidad mediante la inclusión a un grupo o banda, permisividad en los grupos para el consumo y deserción escolar.

      Al parecer, se observa que cuanto mayor es la marginación socioeconómica por desempleo y subempleo con privaciones tempranas y una dinámica familiar conflictiva, hay más presencia de adicciones. El consumo de inhalables se relaciona con los grupos más empobrecidos.

      Respecto a la violencia ésta se asocia con ciertos factores como migración, experiencia previa de maltrato en la infancia, abandono, pobreza, baja escolaridad y alcoholismo. Se ha comprobado que ante la denuncia jurídica por parte de la mujer que sufre el maltrato, el cónyuge disminuye la agresión.

      La interrupción del tratamiento que se proporciona a los pacientes que acuden a los centros de salud para recibir atención especializada, no obedece a la calidad de los servicios que brinda la institución sino a motivos personales del usuario.

      Los padres de familia desconocen los derechos de los niños y es muy probable que también carezcan de información general respecto a cómo tratar a sus hijos.

      Es por eso que se sugiere llevar a cabo programas preventivos y de orientación individual, familiar y grupal, a la vez que se realiza la investigación para medir la efectividad de la intervención e incorporar los resultados de la misma en los procesos de atención a las personas, para el mejoramiento de la salud mental de la población. Asimismo se requiere intervenir, además de en la drogadicción y el alcoholismo, en otros problemas de salud mental que en México tienen mayor incidencia, tales como trastornos de ansiedad, depresión, salud mental en el adulto mayor.

    • English

      Social Work is defined as a profession which takes care within the social environment, of the individual who simultaneously experiences diverse problems and deficiencies that affect and alter his personal, group and his community’s development. Therefore, the social worker is a trained professional who takes care and looks for solutions to specific problems of individuals in accordance to specific and viable goals. This way we can say that the goal of Social Work is the well-being of human beings and, of course, this includes the promotion of mental health as a means to achieve it.

      This paper contains a review of the research carried out by social workers on mental health in Mexico during the period from 1970 to 2000. The sources of information for this analysis include the following documents: Revista Salud Mental, published by the Instituto Nacional de Psiquiatría: Ramón de la Fuente, Revista de Trabajo Social published by the Escuela Nacional de Trabajo Social at the Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Revista de Trabajo Social produced by the Asociación de Trabajadores Sociales Mexicanos A.C.; and other publications issued by Centro de Integración Juvenil (CIJ) and Hospital Fray Bernardino Alvarez (HFBA).

      The papers were selected on the basis of what is defined as social research, in other words, a process designed to obtain knowledge of a social phenomenon through the application of a theoretical body to an object of knowledge by means of a series of procedures comprising a method. All the papers were authored or co-authored by a social worker and published between 1970 and 2000. They were related to the psychosocial sphere or mental health issues and included field research, and were produced and published in Mexico.

      Social work became a profession in Mexico in the 1930s, and in the 1940s, psychiatric social work emerged as a specialization of Medical Social Work and research began to be mentioned as part of the methodology of this discipline.

      Psychiatric social work has been influenced by the Hegemonic Medical Model (HMM), characterized by a biological approach, in which disease receives more attention than health or the prevention of illness, and there is a division between practice and research. Although there have been advances in this respect, social work should be included within the sphere of mental health since this is a more integral concept.

      Mental health may be defined as the capacity of the individual, group, and environment to interact with each another in a way that will produce subjective well-being, optimal development, and the use of mental capacities to achieve individual and collective goals in order to promote social welfare and improve the quality of life.

      Objective To describe the characteristics of the research conducted in Mexico by social workers in the mental health sphere.

      Material and method A descriptive study of social work in the sphere of mental health from 1970 to 2000 based on an analysis of the characteristics of the publications produced during this period, to determine the authors’ thematic areas, type of research and academic back-ground.

      Results The main findings of the 37 papers analyzed were as follows: one article is published per year, with variations in the different decades, two were published from 1970 to 1980, seventeen appeared from 1981 to 1990 while a total of 18 were published from 1991 to 2000.

      Most part of the research (62%) was carried out in the Federal District and in a number of states such as Mexico, Nuevo León, Tamaulipas, Oaxaca and Jalisco.

      Most of the papers were published in the Revista de la Escuela Nacional de Trabajo Social (33%). The larger part of the articles, (57%), refer to various issues linked to drug addiction and alcoholism and to a lesser extent to youngsters (18%) who are not involved in drug consumption, children (8%), family violence (6%), poverty, women, training, and the number of patients that drop out of mental health, each of which accounts for 2.8%.

      The research covered, 23 cases of which 63% were descriptive, 18% exploratory, 16% correlative and 3% explanatory.

      The theoretical frameworks were drawn partly from medical sciences and mainly from the social sciences such as sociology, and included health-sickness, migration, marginalization, poverty, family, socialization, group theory, social classes, and social welfare. Among the anthropological issues included were culture and indigenism, gender theory, while legal issues included human rights, anti-social behavior, crime and criminology. Medical issues comprised epidemiology, health, prevention, treatment, addiction and alcoholism, while social psychology topics included identity, mental health and youth gangs.

      The most commonly utilized techniques were various types of interviews and participant and non-participant observation, while the most widely used instrument was the questionnaire. In 75% of the research, the first authors were women while 25% had professions other than social work. A total of 49% of the authors and co-authors had graduate studies including specializations, master’s degrees and to a lesser extent, doctoral degrees.

      Various studies on drug addiction report that addicts come from marginal neighborhoods, with a low level of educational achievement, with under-employed households heads, although some of the studies carried out on populations living in poverty reported that the inhabitants did not have any addictions.

      What differentiates the two groups, i.e. consumers and non-consumers of drugs and alcohol are specific characteristics. Familial characteristics included addictive models, family disintegration, inappropriate communication, inability to demonstrate affection and emotion, present-absent father, desertion by father, orphanhood, absence of parents due to work, conflictive relationship with parents, family violence and unclear limits. Social characteristics included poverty, unemployment, migration, marginalization, expectations of a magical cure, drug consumption starting at an early age, stigma as a means of preserving identity through acceptance by a group or gang, group’s permissiveness towards consumption and dropping out of school.

      Higher indexes of socio-economic marginalization due to unemployment and under-employment, early deprivation and conflictive family dynamics appear to be linked to the presence of addictions. The consumption of inhalants is also associated with the most under-privileged groups.

      Violence is associated with migration, prior experience of mistreatment in childhood, abandonment, pover ty, low educational achievement and alcoholism. Studies show that after women who have been battered by their husbands make a formal complaint to the police, their husbands become less aggressive.

      Another important finding is the fact that most addicts drop out of treatment programs during the early stages of the latter, with 40% dropping out during the diagnostic stage and 60% before ten treatment sessions. This suggests that brief interventions should be designed to deal with drug addicts and alcoholics.

      The fact that patients drop out treatment programs offered by mental health services is due to personal reasons rather than to the quality of the care provided by a particular institution.

      Preventive programs and programs offering individual, family and group orientation should be provided, while research should be undertaken to gauge the effectiveness of the intervention and to incorporate the results of the latter into treatment programs to improve the population’s mental health. In addition to dealing with drug addiction and alcoholism, programs should be designed to cope with other mental health issues such as depression, anxiety, schizophrenia and old age.


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