Luis Toharia Cortés, Juan Muro
Esta artículo intenta comprobar empíricamente el argumento tan a menudo señalado que los salarios de los jóvenes son demasiado altos como consecuencia de la inexistencia, la negociación colectiva, de niveles salariales específicos para ellos. A tal fin, se analizan los datos procedentes de la Encuesta de Condiciones de Vida y Trabajo, estableciendo por una parte perfiles de ingresos por edades, y estimando, por otra, un modelo microeconométrico. En ambos casos, los resultados indican que las diferencias salariales por edades son sustanciales y crecen cuando se consideran grupos de población en los que las cualificaciones son importantes. Aunque estos resultados no son suficientes para desechar la hipótesis de que los salarios juveniles son demasiado altos, sí permiten dudar de su validez. El artículo termina con algunos comentarios sobre la productividad y la edad, verdadero meollo del problema las diferencias salariales.
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