La población navarra, diezmada por las crisis de mediados del siglo XIV, se habría duplicado en el espacio de dos siglos, aunque sin llegar a recuperar el nivel máximo de la prepeste. Los efectos de la depresión bajomedieval habrían sido en Navarra más intensos y prolongados que en la mayoría de Europa, la recuperación del siglo XV debió iniciarse con más retraso y la caída en la nueva recesión del siglo XVII también sería más tardía y menos severa.
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