Tanto en la obra como en la vida de Fernando Arrabal (n. 1932) se hace notar una constante dialéctica que evidentemente tiene su origen en los padres – su gran fuente de inspiración literaria.

El padre por ser teniente republicano fue condenado a cadena perpetua a principios de la Guerra Civil, y la madre tomó el partido de los franquistas. Después de la guerra, en 1941, el padre escapó y desapareció para siempre sin dejar huella alguna. Más tarde, la madre vistió a Arrabal y a sus hermanos de luto diciéndoles que su padre había muerto.

Ocho años después, Fernando encontró una caja con fotos en las que la cabeza del padre estaba recortada. Después de este descubrimiento, Arrabal se negó a hablar con su madre en cuatro años.

La oposición a la madre fue para Arrabal, en realidad, una oposición al sistema que ella defendía – en el que se sintió cautivo porque le impidió expresar su personalidad. Ese carácter anti-autoritario, que se manifiesta en la obra arrabaliana de una manera más filosófica y simbólica, parece ser un rasgo innato del autor.

Ya a los doce años, empezó a vagar por las calles de Madrid y llegó a ser un experto en entrar sin pagar en los teatros y cines. Un día decidió escaparse de casa. Robó dinero de su tía y vivió una semana en las bocas del Metro. Tampoco le llegó a satisfacer el sueño de su madre: un hijo con carrera militar. Carmen Terán inscribió a su hijo en la Academia Militar, pero, en vez de asistir a clase, Arrabal se iba al cine.

En la obra arrabaliana el padre, con el que se identifica, juega el papel de la víctima y la madre el de traidora o verdugo. La novela Baal Babilonia y la película Viva la muerte son ejemplos de la expresión literaria de su adolescencia en España. La carta de amor, última obra dramática de Arrabal, representa una reconciliación con la madre.

 

Exilio

En 1954, Arrabal fue en autostop a París para ver Mutter Courage de Brecht – y consiguió entrar en el teatro sin pagar. En la capital francesa, donde tiene su residencia permanente, encontró a su mujer, Luce, y además se sintió muy a gusto en la atmósfera liberal parisina.

Entró en el grupo surrealista de André Breton, en el que, al principio, vivía como en jauja. Pero pronto vio en el dogmatismo de Bretón un paralelismo con el sistema autoritario del franquismo. En su libro Genios y figuras escribe sobre Breton: ”Soñaba con cambiar el mundo como lo hubiera podido hacer un Rimbaud eternamente adolescente, genial y rebelde. El surrealismo exigía un altruismo y un sacrificio de monje de clausura. Toda forma de compromiso con la ”fea burguesía”, como la bautizó Miguel Espinosa, estaba considerada como la peor traición. Max Ernst fue expulsado del grupo por haberse rebajado a exhibir sus cuadros en la Bienal de Venecia como vulgar pintor oficial. Los hombres de teatro en general y el mismísimo Antonin Artaud fueron acusados de peseteros y arribistas...”

 

Pánico

Dejó el grupo surrealista y con Roland Topor y Alejandro Jodorowski creó El Movimiento Pánico, que se basa en el axioma: LA VIDA ES LA MEMORIA Y EL SER HUMANO ES EL AZAR.

En lo Pánico se halla la clave del pensamiento arrabaliano. Según él es una forma de vida dirigida por la confusión, el humor, el horror, el azar y la euforia y que rechaza el orden y la perfección como fenómenos inhumanos. El nombre ”Pánico” es también una derivación del dios griego PAN que, con su cuerpo bipartito, llegó a ser un símbolo de la dualidad de la vida. Este dios tenía la costumbre de dar un buen susto a la gente con sus apariciones grotescas: mitad hombre mitad cabra. Pero PAN también significa TODO y alude a la universalidad del movimiento.

Lo grotesco es, por consiguiente, un elemento fundamental  del teatro arrabaliano donde se ve constantemente el dualismo tan característico: la tragedia combinada con el ”grand guignol”, la poesía con la vulgaridad, la comedia con el melodrama, el horror con la comedia, la megalomanía con la humildad, etc.

 

L’enfant terrible

Durante los años 60, Arrabal fue ”persona non grata” en la España franquista. Cuando, en 1967, fue invitado a Galerias Preciados para firmar su libro ”Arrabal celebrando la ceremonia de la confusión ”, un joven le pidió una dedicatoria pánica y Arrabal escribió: ”Me cago en Dios, en la Patria y todo lo demás ” – lo cual tuvo consecuencias serias para el autor.

Resultó que el joven era hijo de un militar. El 20 de julio del mismo año,  El escritor fue detenido en La Manga del Mar Menor, donde estaba de vacaciones con su mujer, y trasladado a la cárcel de Carabanchel. A consecuencia de una campaña internacional fue liberado un mes después.

Apenas de vuelta en París, Arrabal estaba de nuevo en las barricadas – esta vez concurriendo a la rebelión estudiantil del 68.

En marzo de 1971 envió su famosa ”Carta al general Franco”, pero nunca tuvo una respuesta. La carta se publicó en una edición bilingüe.

El 20 de marzo de 1976 el ministro José María de Areilza declaró que Arrabal era uno de los seis españoles que no podrían volver a su patria. Los otros cinco eran Rafael Alberti, La Pasionaria, Lister, Santiago Carrillo y El Campesino.

En París, Arrabal es conocido como ”l’ enfant terrible” por sus representaciones provocativas y violentas. En noviembre de 1973 la censura francesa prohibió su película ”J’ irai comme un cheval fou ”, aunque la mayoría del jurado decidió que la película participara en un festival de cine francés.

 

Después de la muerte de Franco, Arrabal pudo volver a España e incluso recibió el premio Nadal en 1982 por su novela La torre herida por el rayo, pero pronto empezaron nuevos problemas.

 Su rechazo del dogmatismo marxista y comunista fue una provocación casi tan grande para los izquierdistas como su obra blasfema para la España franquista.

Durante un debate en la semana cultural de la CNT en Barcelona, en enero de 1983, Arrabal provocó un escándalo al pedir para los anarquistas presentes que la Virgen María se les apareciera y que España volviera a la Edad de Oro y tuviera a Don Quijote, Santa Teresa y San Juan de la Cruz como ideales.

En 1984, Arrabal publicó su Carta a Fidel Castro en la que paraleliza a Castro con el dictador Big Brother en la famosa novela 1984 de George Orwell. Los rumores de que Arrabal era agente de la CIA llegaron hasta Dinamarca en esa época roja.

Lo ”problemático” con un autor como Arrabal es que, al parecer, no se puede conformar con ningún sistema, ni político ni religioso, porque para él los sistemas equivalen a una limitación o una privación de libertad. Teniendo en cuenta la aptitud del ser humano de fundar su existencia en sistemas e ideologías, Arrabal con su pensamiento pánico llega a ser una figura problemática para muchos. Su obra es un desnudamiento del ser humano y por consiguiente también una amenaza para los que no se atreven a enfrentarse con su ”caos interior”.

Aunque Arrabal es el autor dramático español internacionalmente más representado sigue siendo al mismo tiempo un autor marginal – lo que de ninguna manera significa que sus obras sean peores que todos los ”best-sellers” con tiradas de miles de ejemplares.

En Dinamarca, donde yo vivo, Arrabal fue un autor bastante conocido en los años 60 y 70 cuando estaba de moda el teatro absurdo, y varias obras suyas se representaron aquí. Pero ahora casi nadie lo conoce ya. ”Eso no va a cambiar hasta que me den el Premio Nobel ”, me dijo el escritor cuando lo visité el año pasado.

El 14 de noviembre de 2001, Fernando Arrabal obtuvo el Premio Nacional de Teatro dotado con cinco millones de pesetas. Quizás eso sea un paso adelante hacia el Premio Nobel – a menos que a la Academia Sueca no les guste el dios PAN.

 

Viveca Tallgren